Se revive el mito de "AMLO y Morena son el PRI".

O "AMLO y Morena son como el PRI".

O algo parecido.

¿De dónde viene este aserto?

Aquí algunos datos para explicarlo... y desmentirlo.

(Hilo)
Primeramente debe decirse que quienes espetan el dicho de que "AMLO y Morena son el PRI" lo hacen no como una reflexión aclaratoria, sino como una mera etiqueta peyorativa.

Y por ende, ni siquiera dejan en claro qué es lo que quieren resaltar con eso.
¿Acaso se refieren a que Morena es un partido de Estado?, ¿a que son binomio autoritario?, ¿a que hacen fraudes?, ¿a que volvimos a un sistema unipartidista en los hechos?

Como nada de esto se sostiene, van tres hipótesis de qué quieren decir con esta etiqueta.
1. "Morena es el PRI porque tiene ex priistas"

Esta es la acusación más recurrente. Y también la más ridícula.

Es consigna ignorante. Morena tiene dos afluentes principales: una cauda de ciudadanos politizados en el desafuero (2005) y otra de ex miembros de PRD, y otros.
Un buen indicador para leer la proporción está en observar las primeras dirigencias nacional y estatales de Morena en 2012.

El primer Comité directivo de Morena iba así:

Había 7 ex perredistas.

Un ex panista (Bernardo Bátiz).

Activistas sin partido eran mayoría, con 11.
Y sólo dos personajes que en algún tiempo fueron del PRI: Agustín Ortiz Pinchetti y AMLO.

En los comités estatales del partido la proporción de activistas debutantes en política era mayor.

El afluente principal de la militancia de Morena venía de ciudadanos sin partido previo.
Claro que hay ex priistas en Morena, en cargos de dirección interna, candidaturas y cargos de elección popular.

En un escenario político como el mexicano, donde un partido dominó solo todo el siglo XX y el pluralismo es relativamente reciente, eso es esperable.
Ejemplo:

El gabinete de Calderón tuvo 7 ex priistas: Carstens, Meade, Téllez, Glez. Roaro, Pérez-Jácome y los porros Yunes y Javier Lozano.

Gabinete de AMLO tiene menos ex PRI.

¿Por qué nadie dijo que "el calderonismo es el nuevo PRI"?

¿Por qué eso sólo se dice contra AMLO?
Seguimos el argumento.

Fox tuvo en gabinete y colaboradores a los ex cardenistas Rubén Aguilar, Jorge Castañeda y A. Aguilar Zinser.

Haber dicho que por ello "Fox era el nuevo PRD" habría sido un disparate.

Lo mismo ocurre al decir "AMLO es nuevo PRI".

No explica nada eso.
Si el criterio para definir la priización de una organización va a ser si en ella hay ex priistas, se cae en una falacia, porque en todos lados los hay.

Que ese criterio sólo se use para descalificar a Morena habla de que en él hay pereza mental, no reflexión.
2. "Morena tiene preeminencia y mayorías en cámaras. Por eso es partido de Estado".

Esta es otra consigna poco seria.

El PRI fue un partido de Estado por dos razones:

a) No se fundó desde la sociedad para ganar el poder; se creó desde el poder para mantenerlo.
b) Su presencia mayoritaria en la vida pública provenía del verticalismo y dominio material y logístico de los recursos del Estado mexicano.

Morena, guste o no, es exatamente lo contrario:

a) Nació desde la sociedad movilizada contra un acto autoritario (el desafuero en 2005).
b) La preeminencia de Morena en gubernaturas y Cámaras legislativas es producto netamente del voto popular, por el cual compitió con otros partidos que aspiraban a lo mismo.

Morena ganó esos espacios a través de votos, no imposición. Y a veces, incluso, peleando en desventaja.
Por lo demás, el viejo régimen autoritario significó la supeditación de todos a la voluntad presidencial: poderes de la unión; sindicatos, empresarios, partidos paraestatales.

Hoy AMLO y Morena, guste o no, gobiernan en y ante institiciones donde hay normalidad democrática.
La SCJN rechaza propuestas de personas del partido en el poder (como la Ley Bonilla); el legislativo tramita y rechaza con normalidad iniciativas de ley (como reforma eléctrica); el ejecutivo aprueba leyes provenientes del legislativo (a su vez gstionadas por todos los partidos).
Las cámaras empresariales y sindicatos funcionan a su cuenta sin intromisiones corporativistas.

Los críticos de AMLO siempre tienen que recurrir a la falacia de evidencia incompleta o a anécdotas irrelevantes para inventar que el presidente "controla todo".
Así que no, Morena no es partido de Estado ni hay regreso al régimen autoritario.

Decir eso con la base de la preeminencia electoral actual de Morena no sólo es una falacia.

Es también faltar al respeto a los votantes, al ignorarlos.

(Cosa que hacía aquel PRI, por cierto)
3. "Morena y AMLO reproducen la vieja ideología del PRI"

Este es, acaso, el único aserto que podría ser digno de discusión.

En Morena hay diversos afluentes ideológicos, y uno de ellos proviene de la herencia cardenista, sito su origen en el nacionalismo revolucionario.
Más allá de su pluralidad, en Morena hay un común denominador ideológico, que es la crítica al giro neoliberal mexicano.

Es absolutamente normal que, por ende, parte de sus raíces se expliquen en una reivindicación del proyecto que inicialmente polemizó contra el neoliberalismo.
El nacionalismo revolucionario fue un articulado complejo donde cupo la defensa de los principios de la Constitución de 1917.

Es válido clamar por un debate serio sobre la luces y contraluces de ello.

Pero invalidarlo todo diciendo "es PRI viejo" es, de nuevo, pereza mental.
Quien clama que "AMLO y Morena= PRI" tendrá misión imposible para probar que ambos reproducen las peores taras del viejo régimen.

Más aún: incurren en hipocresía dado que quienes lo dicen suelen ser ideólogos conservadores que hoy votan por una alianza... ¡que incluye al PRI!
En suma, decir que el actual partido en el poder "es como el PRI" implica no sólo no entender a Morena; implica también no haber entendido al viejo régimen y al viejo partido de Estado.

Y supone un desdén a los electores contemporáneos.
Hay desde luego prácticas deleznables en todos los partidos y militantes oportunistas en todos los partidos.

Una reflexión seria implica dejar de caer en el reduccionismo o la etiquetación selectiva, porque si no pues todos los partidos son el PRI y listo.
Hoy vivimos un fenómeno inédito en la disputa política mexicana.

Morena vino a cimbrar el modelo pluralista.

El fenómeno requere de atención y de rigor en su análisis.

Caer en etiquetas bobas sólo puede servir para dos cosas: enturbiar el debate o como panfleto simplón.
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