Esta (triste) historia comienza así: ya les había contado que mi rin trasero se rompió, y todavía sigo sin poder repararlo, por lo que decidimos hacer el tramo de Huehuetenango a La Mesillas en bus. La Mesilla es el último pueblo de Guate, fronterizo con México.

Estos buses salen únicamente a las 2 de la madrugada, la otra opción es tomar los urbanos, pero las bicis en las parrillas iban a sufrir mucho. Pensamos que era más seguro viajar en estaa líneas de buses grandes y con opción de equipaje.

Pregunté y nos dijeron que el bus llegaba a La Mesilla a las 5 am, todo dependía del número de retenes de @policia_gt que encontremos, lo cual no me resultó nada sospechoso, procedimientos de rutina y carretera, pensé

Primer retén: todo normal, bajaron a un par de muchachos "al azar" luego de pedirnos a todos que mostremos nuestros documentos.
Segundo retén: una mujer policía se sube y pide que mostremos documentos, vio que el mio era de El Salvador y me dijo que baje.

Me bajo del bus y estaba un policía y dos muchachos del bus hasta atrás del mismo, sin luces porque estábamos en la nada. El policía de @policia_gt comienza a decir cualquier cantidad de cosas y, entre el tapaboca y la rapidez, no le entendía mucho.

Por lo que le dije que no le comprendía. Me dijo: ahhh, no entendés... esta ruta es de migrantes y si querés seguir el viaje me vas a tener que dejar algo. Le dije que tenía mis documentos en regla y que por qué debía darle dinero a lo que contestó que no le importaba eso.

Que le daba dinero o la patrulla que se estaba estacionando atrás me llevaba o me dejaban ahí tirada, que sabía que llevaba mochila y cosas y que de algún modo iba a pagar. Se me subió la sangre a la cabeza, temblaba, quería vomitar de la impresión.

Eran las 3.45 am más o menos, todo oscuro, ni casas ni carros, ni nada. Pensé en que si me negaba me podían robar la bici y mi equipo de viaje, mis cosas que son mi casa y todo lo que tengo. Le dije que sólo tenía 50 quetzales y se rió, que así no íbamos a poder arreglar.

En eso recordé que tenía 200 quetzales más y los saqué y le dije que era todo, dijo que debía darle 400 o 500, pero repetí que eso era lo único que tenía (y era verdad). Los agarró y me dijo que podía subir, pero que más adelante habían más retenes. Lo dijo como amenaza.

Subí al bus y le conté a John, le es difícil entender esta situación a alguien que no tiene este tipo de problemas, al menos no en esta zona de Centroamérica, entre la rabia, el miedo, la tristeza, el empute le dije que nos calmemos porque somos los que íbamos a perder.

El bus seguía y mis nervios a full porque quizá habían más retenes.
Un tercer retén y se subió un soldado, lo mismo, pidió documentos en mano y pasó. No me pidió bajar, mis nervios eran terribles y de milagro no vomité ni lloré. Faltaban 22 kms para nuestro destino.

Por fin llegamos a La Mesilla, nos bajamos y ahí me di cuenta que iba un grupo de muchachos buscando pasar a EEUU, les robaron mucho dinero, pero era eso o dejarlos tirados en la nada (en el mejor de los casos). Su silencio y el mio fue tanto, que fuimos cómplices dolorosos.

La violencia que ejerce @policia_gt @GuatemalaGob es institucional y sistemática. La falta más grande es ser salvadoreña (o de otro similar), viajera o migrante. 250 quetzales es poco, pero era todo lo que tenía, y entonces la pérdida fue mucha.

Cuando perdés todo lo que tenés, así sea poco, lo perdido es doloroso. Ni hablar de la forma violenta que @policia_gt @GuatemalaGob te roba, extorciona y amenaza. Viajar NO es delito, migrar NO es delito. Robar, extorcionar, agredir sí lo es. Acá los delincuentes son los policías

Ya he dicho que el viaje no es sólo cosas lindas, pero que la @policia_gt @GuatemalaGob sea quien te roba y te amedrenta no es justo.
#ElViajeDePao es mi resistencia y es la resistencia colectiva que nos hacemos fuertes. Mi viaje no es delito, LA POLICÍA SON LOS DELINCUENTES.