¿Creyeron que no había más hilos de viaje?

Entonces, prepárense para leer una historia fascinante.
Pónganse en clima: Norte de Irán, fines de 2019...

¡DESDE ALAMUT, LA FORTALEZA DE LOS ASESINOS!
1) Se terminaba el año y, con mi amiga Ling, decidimos viajar al norte de Irán, cerca del Mar Caspio.

En ese momento, las playas del Golfo Pérsico habían quedado atrás; también la primavera de Shiraz y el calor de Ahwaz.
Todo era nieve en el invierno persa. Y también las rutas.
2) Meses antes del viaje, había leído un libro de Amin Maalouf. Se llamaba "Samarcanda": me había volado la cabeza.

En el libro, se contaba la historia de uno de los hombres más misteriosos que haya vivido en este planeta: el enigmático Hassan Sabbah, el Viejo de la Montaña...
3) A Hassan Sabbah no hay forma de encasillarlo.
Se sabe muy poco sobre él, pero lo que se sabe es apasionante.

El hombre nació en la antigua Persia, en el año 1050 y desde chiquito fue un superdotado: sabía de quiromancia, astronomía, geometría, lenguas. Un genio, sin vueltas.
4) Lo cierto es que, en ese momento, en Persia, la interna política era feroz.

En las refinadas cortes de Merv, Jorasán o Balj se mezclaban magos, religiosos, nobles, aspirantes al trono, soldados....voces en los pasillos, pasos en el harén. Encarnizadas luchas por el poder.
5) En este contexto, el estudioso Sabbah emprende un viaje iniciático. Y se vuelve adepto de una corriente religiosa llamada ismailismo, rama del chiísmo.
Era muy obcecado, y lo asalta una convicción.

"Vamos a irradiar nuestra gloriosa fe a lo largo y ancho de todo el mundo".
6) Volvamos ahora a 2019.
Ling y yo pasamos por una ciudad de nombre Qazvin y de ahí, a dedo, tomamos una ruta muy secundaria.
Al principio es de asfalto y luego se vuelve tierra.

"¿Por qué vamos por acá?", pregunta ella.
-¡Debemos conocer sí o sí el castillo de Alamut!
7) ¿Alamut? ¿Cuál castillo?

Practicante de una supuesta fe pagana y perseguido por los gobernantes de la región, en un momento el ambicioso Sabbah llega a una conclusión: "Debo tener una fortaleza propia, un lugar donde protegerme junto a mis fieles".

Y debe ser inexpugnable...
8) ¡Miren lo que son los valles de Qazvin! ¡De los paisajes más memorables que mis retinas recuerden!

Por allí íbamos Ling y yo: uno, dos, tres, cuatro dedos. Algunos conductores nos llevaban 10 kilómetros, otros 5, todo sumaba.
Casi no se veía gente.
Alamut nos llamaba...
9) Es en esos paisajes, alejados de todo, donde Sabbah, mil años atrás, encuentra el lugar elegido.
Se dice que suelta un águila amaestrada y esta, tras volar un rato largo, se posa en lo alto de una piedra enorme, que domina los alrededores.

¡Allí será nuestra fortaleza!
10) A fines del siglo XI empieza la construcción.
Y empieza también el gran misterio.
Sabbah tiene cada vez más seguidores y lo veneran casi como a un profeta.
Lo siguen al castillo: viven en comunidad.

¿Qué pasa puertas adentro de la fortaleza? Existen miles de leyendas...
11) Otra vez 2019.
Ling y yo llegamos a un pueblo llamado Mo’allem Kalayeh: son las 16. Faltan 30 km (por la montaña) rumbo al castillo.
No queda mucha luz y casi no pasan autos.
El paisaje es asombroso, pero hace mucho frío y viento.

-¿Qué hacemos?
-Esperemos 30 minutos más...
12) Juro que esto es verdad.
Al hacerse las 16.25, Ling me dice "Vamos, busquemos un lugar donde dormir".
-Esperemos, faltan 5 minutos, tengo fe.

Y en ese mismísimo momento, a lo lejos ambos divisamos un auto, una lucecita.

"Es ése, tiene que ser ése, vas a ver que nos lleva".
13) Ali Reza frena, y no sólo eso. Nos mira y dice, en persa: "Vivo en Alamut, vamos".
Pocas veces me sentí tan feliz en mi vida.
Era Hassan Sabbah que nos hacía un guiño...

El camino es impresionante: valdría la pena por sí mismo ¡Pero además iremos al lugar de los Asesinos!
14) ¿De los Asesinos?
Era muy difícil llegar a Alamut hace mil años, casi imposible. Y desde allí, desde su fortaleza, Sabbah empieza a construir poder.

Crea un ejército de fieles, fanáticos que no dudaban en matar al adversario que hiciese falta. "Si el jefe manda, hacemos".
15) Los fieles de Sabbah, nizaríes, empiezan a aterrorizar a Oriente y también a Europa.
Bajaban de la montaña con una misión, llevaban la daga entre sus ropas y nada los detenía. En cualquier momento, ocultos, inesperados, cumplían con su cometido.

Mataron gente muy importante.
16) La leyenda en torno a Sabbah se vuelve imparable, toma proporciones inmensas.
Dicen que les da un brebaje mágico, llamado hashish, para iniciarlos. Son, por eso, los "hashishuns".
O, traducido al español, los Asesinos.

¿La palabra "asesino" proviene de "hashish"?
17) Todo lo que se sabe sobre Sabbah lo escribieron sus vencedores, es todo leyenda.
Por eso, aunque el tweet anterior da cuenta de una etimología fascinante, no hay que creerlo al 100%.
Así lo cuenta Maalouf en su libro.

No sabemos, de todas formas. Pero sí, es apasionante.
18) Sea como sea, hashish o no hashish, Sabbah se convierte en leyenda.
¿Es verdad que tras los muros de la fortaleza consumen sustancias psicotrópicas? ¿Se toma alcohol?
¿Se practica el sexo libre?
¿Acaso hay una biblioteca más grande que la de Alejandría?

Todo es difuso...
19) Difuso es el camino también, rumbo al castillo de los Asesinos. No se va absolutamente nada, pero Ali Reza conoce la zona. Y finalmente, tras dos horas de viaje a pura neblina, llegamos a Alamut.

Queda esa foto: un tipo muy agradable, hospitalario, esas caras de felicidad.
20) Alamut es un lugar muy chiquito, no hay mucho. Y Ali Reza no puede hospedarnos porque está reformando su casa.
Pero nos consigue una pequeña hostería. Hace demasiado frío; el dueño nos prende una estufa a combustible en el cuarto.

Salimos a recorrer el lugar, una maravilla.
21) Al lado de la hostería, está la famosa montaña. Y arriba, lo que quedó de la fortaleza de Sabbah. Le sacamos varias fotos: fue realmente inexpugnable, duró más de 150 años hasta que la saquearon los mongoles y destruyeron todo.

Son las 19, ya anocheció "Mañana subimos".
22) Cuando los mongoles llegaron a Alamut, quemaron el castillo: dicen que había una biblioteca gigantesca y que todos leían y se deleitaban en el hedonismo artístico y sensorial.

Nunca lo sabremos.
Pero al día siguiente, al menos, pasearíamos por lo que quedó de ese mito.
23) Esa noche dormí cubierto de frazadas.
Y al despertarme, no creí lo que vi.
Se había largado una gigantesca tormenta de nieve...¡Ni siquiera se veía la piedra!

Era imposible subir, muy peligroso, y el dueño nos dijo que así seguiría los próximos 10 días.
Alamut se esfumaba...
24) Los viajes están hechos de eso también. Tuvimos que irnos, entre la nieve iraní.
Quedó, de todas formas, la historia, mucho más importante que el desenlace.

Ya volveré, Sabbah, a vos y a tu misterio.
Alamut, Irán, espérenme que un día nos encontraremos de nuevo.
Inshallah.
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