Me sobra trabajo. Me falta dinero.Mi incertidumbre tiene, a penas, una semana de duración, mi madre me felicita,se ufana de que me llame "tanta gente". Pero me ofrecen hambre. Me ofrecen cansancio...¿Cuantos trabajos hay que tener para poder sobrevivir? En mi caso, tres.

Tres trabajos especializados. Tres trabajos con personas atravesadas por el sufrimiento y la injusticia: violencia de genero, asilo y refugio, salud mental. Uno solo ya seria demasiado, pero 40 horas semanales no me pagan la supervivencia. Nadie tiene, nadie puede.

Dormir seis horas, vestirse a oscuras, preparar proyectos, clases, talleres fichas, expedientes, coger la agenda, calzarse la sonrisa y vender una calma, una esperanza que yo misma no tengo. No me da el cuerpo para ir de cañas, así que supongo que la libertad me ha sido negada.

"Es imprescindible que todo lo que se haga en este departamento (incluir cualquier departamento) tenga como finalidad una salida autónoma a través de la inclusión laboral". Disculpen que me ría. Que lejos están los pliegos de las cosas.

Yo, con mis idiomas y mis licenciaturas, y mis másters y mis cursos y mi fp, y mi trayectoria demostrable por vida laboral tengo tres trabajos para pagarme la decencia.

Aquí no hay espacio para las personas con las que trabajo. Al menos no en la categoría de dignidad humana.

El trabajo ¿qué trabajo le ofrece esta ciudad a un pescador senegalés de veinte años al que Europa le robó el mar y nunca aprendió a escribir? ¿Que empleo de calildad puede tener una persona cuya salud mental le impide adaptarse a la monstruosa disciplina del horario?

¿Con que cara le digo yo a una mujer escondida, apaleada, vejada, humillada durante años, que todo va a ir bien, que limpiando casas alimentará a sus hijos? En una ciudad en la que los servicios sociales están descoordinados, privatizados, derivados, sin convenios especificos...

En un lugar donde el papel lo aguanta todo y se espera que en tres meses, seis meses, un año máximo... un ser humano torturado, desarraigado, aislado, asustado, invisibilizado, consiga sin apoyos un empleo y un piso. Esto es una máquina de fabricar miseria.

El trabajo es duro, no por el dolor con el que lidian las personas con las que trabajo, que no tienen la culpa y siempre, siempre tienen la disposición. El trabajo es duro porque es un parche, porque es una ilusión, un espejismo de esperanza que será sucedido por más violencia.

El trabajo es duro porque no solo se trabaja con el dolor. Se trabaja principalmente con la mentira.

Madrid es un apaño, una ciudad de spaguetti western con decorados caros, pero igual que en las películas, detrás del edificio solo hay cartón y tramoyas, no tiene músculo, no tiene estructura, nada está conectado ni pensado para durar.

El trabajo es agotador, porque son horas, porque es duro de maneras muy variadas, pero sobre todo, porque donde yo acabo solo hay una acera con dientes.