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Tita Pacheca la llaman y su nombre resuena
por todas las esquinas del Matahambre,
dónde sus carnes son bien conocidas y tocadas,
o retocadas cuando se repite y hay fortuna.
por todas las esquinas del Matahambre,
dónde sus carnes son bien conocidas y tocadas,
o retocadas cuando se repite y hay fortuna.
Es la puta más vieja de la Bulería.
Aún conserva las perlas de sus dientes intactas,
entre pliegues de pellejos qué arrugan su sonrisa
desgastada de ver y calentar almas desnudas.
Aún conserva las perlas de sus dientes intactas,
entre pliegues de pellejos qué arrugan su sonrisa
desgastada de ver y calentar almas desnudas.
Tita Pacheca está en boca de todos,
y en manos de unos cuantos que aún pueden pagarla,
y se desnuda y finge que aún le llega,
por matar tristezas y alumbrar esperanzas.
y en manos de unos cuantos que aún pueden pagarla,
y se desnuda y finge que aún le llega,
por matar tristezas y alumbrar esperanzas.
Tita Pacheca, la llaman, por las esquinas,
y su nombre resuena, por las calles de la Bulería,
de boca en boca y de puerta en puerta,
pero en su casa aún tiene tres hijos
qué tras cruzar la suya le llaman solo madre y la calientan.
y su nombre resuena, por las calles de la Bulería,
de boca en boca y de puerta en puerta,
pero en su casa aún tiene tres hijos
qué tras cruzar la suya le llaman solo madre y la calientan.
Una casa redonda y sin espinas y sin hambre,
y sin cruces que den intersecciones que voceen su nombre,
dónde no esconden nada los rincones y, menos,
un mal hombre que, sin llamar siquiera,
con golpes en la puerta pretenda hacerla suya.
Imagen: La Goulue - Toulouse - Lautrec
y sin cruces que den intersecciones que voceen su nombre,
dónde no esconden nada los rincones y, menos,
un mal hombre que, sin llamar siquiera,
con golpes en la puerta pretenda hacerla suya.
Imagen: La Goulue - Toulouse - Lautrec
