Inglaterra imponía por la fuerza con sus tropas sus leyes y su religión en Irlanda pero los irlandeses no iban a aceptarlo, pidieron ayuda a España, que organizó una armada de intervención en Irlanda para apoyar a los católicos y librarlos del yugo protestante inglés. Hilo.
Los Tudor, dinastía inglesa, trataron de reconquistar Irlanda durante el siglo XVI, tras la fallida rebelión contra la corona encabezada por la familia FitzGerald en 1530 al ser Enrique VIII proclamado rey de Irlanda por el Parlamento irlandés, aunque no sería efectivo hasta 1542
El deseo de la corona inglesa de imponer al pueblo irlandés las leyes, lengua y costumbres inglesas, junto con la reforma protestante y la ruptura con Roma complicó su control, ya que Irlanda era eminentemente católica y romana, además, Enrique VIII había sido excomulgado en 1533
Los irlandeses, en esta situación se encontraron frecuentemente atrapados entre su deber de obediencia al Papa y su lealtad al monarca de Irlanda, ocupado por un inglés. Este periodo se prolongó durante 60 años, alternando fases de negociación con auténticas campañas militares.
Con la proscripción y persecución del Catolicismo en Inglaterra, Escocia e Irlanda por orden de la corte inglesa, las tropas de Isabel I avanzaron colonizando Irlanda, a pesar de encontrar gran resistencia entre los católicos irlandeses, escoceses e ingleses, nobles y plebeyos.
La guerra de los Nueve Años irlandesa, también conocida como la Rebelión de Tyrone, comenzó en 1594 con el alzamiento de los nobles gaélicos Hugh O'Neill, conde Tyrone, y Red Hugh O'Donnell, contra el gobierno inglés isabelino y sus tropas que ocupaban la isla de Irlanda.
La causa del conflicto fue la colisión entre Hugh O'Neill y los señores católicos irlandeses y el Estado inglés, que desde el asentamiento que había implantado a finales del siglo pasado conocido como La Empalizada (The Pale), pretendía extender su dominio al resto de la isla.
En esa resistencia, O'Neill consiguió reunir a otros clanes que también estaban insatisfechos con el gobierno inglés, así como a los señores católicos que se oponían a la propagación del protestantismo en Irlanda, alistando 8.000 hombres en Ulster al comienzo de la guerra.
Para armar a sus tropas compró mosquetes, picas y pólvora en Escocia y, a partir de 1591, Red Hugh O'Donnel, en nombre de Hugh O'Neill, estableció contactos con Felipe II de España, solicitando ayuda para combatir a su enemigo común, y apelando a la defensa del catolicismo.
Con la ayuda de España, O'Neill logró armar un ejército de 8.000 hombres capaz de enfrentarse a los ingleses en el Ulster, algo sin precedentes para un jefe gaélico, posteriormente levantaría otros 9.000 en Munster, sumando voluntarios católicos ingleses y escoceses.
Cuando en 1591, el lord inglés William FitzWilliam acabó con el Señorío de los MacMahon en Monaghan, el líder de la familia se opuso al nombramiento de un sheriff inglés y fue ahorcado y sus posesiones divididas. Hubo voces denunciando la corrupción del gobierno de FitzWilliam.
Posteriormente se actuó de la misma forma en Longford (territorio de los O'Farrell) y Bréifne (territorio de los O'Reillys). Los intentos de llevar a cabo esta política en las tierras de O'Donnel y O'Neill fueron respondidos con las armas, lo que ocasionó el inicio de la guerra.
En 1585, el Tratado de Nonsuch había supuesto la entrada de Inglaterra en favor de los protestantes de las Provincias Unidas, rebeldes a Felipe II y a la Monarquía Hispánica, lo que significó el inicio de una guerra entre Inglaterra y España.
Paralelamente, Inglaterra afrontaba la rebelión católica de los irlandeses y las conjuras de los nobles católicos ingleses que pidieron ayuda a Felipe II. El rey español prometió apoyar a los líderes O'Neill y O'Donnell en abril de 1596, mandando armar y pertrechar una escuadra.
La expedición de apoyo a los católicos irlandeses se estaba preparando en Cádiz pero los ingleses estaban advertidos, así que una flota inglesa bajo el mando del almirante Howard atacó Cádiz, destruyendo varios navíos en el puerto y obligando a retrasar la empresa.
Después del ataque a Cádiz en junio de 1596, el rey Felipe II mandó al adelantado de Castilla, Martín de Padilla, conde de Santa Gadea, la preparación de una escuadra de 81 embarcaciones en Lisboa, y 16 en Sevilla, además de las que habían quedado en Cádiz.
Mientras, las misiones diplomáticas y los espías enviados por Felipe II coordinaban con los irlandeses el plan de desembarco, así como interferían cualquier acuerdo o apoyo de los lealistas irlandeses con la reina Isabel I de Inglaterra.
Finalmente la Gran Armada, se organizó en Lisboa donde se sumaron 15 galeones de Castilla y 9 de Portugal, 53 buques flamencos y alemanes, 6 pinazas y 1 carabela, 10790 hombres y desde Sevilla se incorporaron 2500 hombres en 30 filibotes. En Vigo esperaban 41 naves con otros 6000
En total una imponente fuerza de 126 navíos y 12000 hombres, de los cuales 9000 eran españoles y 3000 portugueses. La armada de intervención en Irlanda se hizo a la mar desde Lisboa el 25 de octubre, pero en Finisterre se encontraron con una fuerte e inesperada tormenta.
Las órdenes dadas a Padilla fueron contradictorias, por un lado desembarcar en Irlanda evitando la confrontación con los ingleses en el mar, y por otro lado, siendo ya una época del año fría en Irlanda, posponer la expedición para dirigirse a Bretaña, para tomar Brest.
Esto era así ya que España estaba apoyando a la Liga Católica en las Guerras de religión de Francia desde 1590, y además era un punto estratégico para el control del Canal de Mancha contra Inglaterra, desde donde cruzar tropas de Valonia y Flandes, tal y como se pretendía en 1588
Al despuntar la tormenta 40 embarcaciones entraron en Ferrol, y el 1 de noviembre, les siguió el resto. Unas 30 embarcaciones se perdieron y 14 se hundieron frente a los arrecifes, entre ellas La Capitana de Levante y Santiago el Mayor, sin llegar a entrar en combate en Irlanda.
Los almirantes entre los que se encontraban Martín de Padilla, Diego Brochero de la Paz, Sancho Martínez de Leyva o Carlos de Arellano sobrevivieron pero tuvieron que resguardarse del temporal, fracasando la empresa. Felipe II mantuvo correspondencia favorable con los irlandeses.
Sin embargo, los objetivos cambiaron por mediación de los consejeros navales, y se reorganizó la Armada en Ferrol para dirigirse a la invasión de Inglaterra, no hacia Irlanda. En julio de 1597 partió una flota inglesa al mando del conde de Essex para destruir la armada en Ferrol.
Sin embargo la flota inglesa fue dividida por un temporal saliendo de Plymouth y cuando un mes después pudo reunirse fue dispersada por otro temporal, y los vientos impidieron el ataque. La flota inglesa se dirigió a las Azores pero fracasó al apoderarse de la plata de Indias.
El 9 de octubre de 1597 la flota inglesa de Essex volvió a Inglaterra, el mismo día que la tercera gran Armada española dirigida de nuevo por el Adelantado de Castilla, Martín de Padilla, salía de La Coruña rumbo a Gran Bretaña como primer paso para la invasión de Inglaterra...
Hasta aquí el hilo de hoy. Nos quedan la Tercera Gran Armada y su desembarco en Inglaterra, la rebelión de Tyrone y las andanzas del capitán Cuéllar para cerrar el monográfico sobre Irlanda.

Láminas de Angus McBride y otros autores.

Gracias por leer.
You can follow @Guille_Nicieza.
Tip: mention @twtextapp on a Twitter thread with the keyword “unroll” to get a link to it.

Latest Threads Unrolled: