Una cosilla más, que me dejó pensando, para les humanes en contexto de formación inicial terciaria o universitaria, sobre todo con inquietudes docentes: no acepten destratos de sus profesores, por más prestigio que tengan.

"Destrato" no son sólo comentarios desubicados en clase o en comunicaciones personales. Es también no cumplir con los horarios de cursada. Es no explicar claramente el plan de trabajo y su progresión.

"Destrato" es también que una materia no tenga objetivos claros, que dispongan arbitrariamente del tiempo de los alumnos, que no dé lugar a críticas pedagógicas y didácticas. Que no contemple que les alumnes tienen una vida, y que están aprendiendo.

No hay prestigio que compre destratar a les alumnes. Se aprende muchísimo más con profesores sin prestigio pero que planifican y explican rigurosamente la progresión del programa, y que abren el debate, que con forros subidos a caballo de su ego.

Al poco tiempo de recibirme y empezar a trabajar en el aula me di cuenta de los boludeos que había soportado de profesores completamente carentes de ética profesional, cuyas actitudes pedorras habíamos naturalizado.

No.

Se les paga para que sean docentes. Y aún en la universidad, y hasta en posgrados, eso implica una planificación didáctica y una postura pedagógica, y una acción en consecuencia.

Para lo demás están los libros.

Una de las mejores cátedras que cursé en toda mi vida fue Historia Social General con Luis A. Romero, un tipo cuyos análisis hoy me resultan menos que impresentables.

Pero la organización y amplitud de su cátedra era un lujo.

Bueno, eso.

Menos "qué personaje" y más profesionalismo.

Estudiantes del mundo: que ningún profesor les haga perder el tiempo.