Los métodos que utiliza Rusia para intervenir en las elecciones de EEUU son los mismos que el chavismo por años ha utilizado para confundir y quebrar moralmente al venezolano. El modelo se basa en la Teoría de Control Reflexivo, desarrollada en la URSS por W .Lefevre en 1965. 🧵
La Teoría de Control Reflexivo (TCR) establece que a través de los medios adecuados se puede hacer converger información al adversario que lo lleve a tomar decisiones “voluntarias” de las que esté convencido, basadas en emociones y en función de lo que ocurre en su entorno.
El modelo lo sigue utilizando el régimen ruso, tanto en lo civil como en lo militar, y se reconoce como uno de los tipos de guerra no convencional o Guerras de Información (IW en inglés). La TRC parte de la polarización binaria y sobresimplificada con el enemigo:
A partir del binomio Conflicto – Cooperación todo es posible, pues reduce a las masas a una única dimensión: ellos y nosotros, o en términos de la guerra, conmigo o contra mí. La idea es alterar las percepciones, no para cambiar conductas, sino para provocar reacciones.
Los rusos, que son expertos en desestabilización y caos han aprovechado la expansión exponencial de los medios y redes sociales para volcar sobre Occidente un modelo ultrasofisticado de IW para atacar principalmente a las democracias como institución, pero sobre todo a EEUU.
Las elecciones son el escenario perfecto para poner en práctica la TRC porque, son los indecisos o los independientes quienes terminan inclinando la balanza al ganador, y es precisamente sobre las indecisiones donde es más fácil inducir percepciones que lleven a tomar decisiones.
La IW convierte a los procesos electorales, que son por naturaleza vulnerables, en un medio de manipulación para dañar las democracias, de allí el interés de Rusia en intervenirlos, no tanto para que gane uno u otro, sino para desestabilizar el sistema y sus instituciones.
Al polarizarse a la sociedad se destruyen los espacios intermedios de acuerdo, y es allí precisamente donde más se afecta a las democracias, que están diseñadas sobre la base del consenso, la justicia y el respeto de las minorías, ya que, en el modelo binario, estas desaparecen.
La Venezuela chavista ha sido un campo superactivo de experimentación para la TRC. Desde muy temprano Chávez comenzó por etiquetar a su adversario, construyendo relaciones binarias ellos – nosotros, para luego pasar al modelo cooperante – enemigo, hasta llegar al drama actual.
Todo el modelo de desinformación, contrainformación y falsa información es una máquina poderosísima que ha terminado por romper el tejido social del país, llevando a la sociedad al extremo que para que sobrevivan unos deben exterminarse los otros.
La WI le ha servido además al régimen de NM para distraer en una nube de confusión y caos a toda la sociedad, mientras avanza su modelo de revolución criminal, aliándose precisamente con los rusos y ofreciendo una plataforma de lanzamiento en todo el corazón del continente.
Termino con una reflexión: las redes sociales como Twitter, si bien han resultado muy útiles para escapar a la hegemonía comunicacional de la tiranía chavista, también han contribuido a polarizar el conflicto binario, ya no solo en Venezuela sino en todo el planeta.
El microblogging de Twitter solo alcanza para fijar posiciones qué rápidamente entran en la dinámica binaria simplificada de la TRC, donde toda opinión tiene un argumento en contra y a partir de allí, grupos de seguidores y detractores.
Quizás por eso, muchos se quejan de la “agresividad” de la red. Por lo pronto, lo que comenzó como un macabro experimento psicológico en los 60s, se ha convertido en un arma poderosísima en una nueva faceta de las guerras no convencionales en las que no existen las trincheras.
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