La máxima peronista se vuelve a repetir entre las bases y obliga a la pregunta: la cúpula de la CGT ¿Es representativa de los trabajadores? La respuesta no espera demasiado y es evidente: no.
Esta cúpula fue la que en pleno acto en Diagonal Norte, durante el macrismo, no quiso llamar a una huelga general y recibió un abucheo, que obligó a huir a los triunviros perseguidos por el coro “poné la fecha la puta que te parió”.
Las imágenes de Acuña huyendo distan mucho de las que, un Ubaldini, hizo frente a la claudicación radical ante el FMI. Ni hablar de un Tosco liderando la mayor movilización popular después del 17 de Octubre.
“Nos vamos a seguir reuniendo con AEA aunque no le guste a Máximo”.
Los dichos vertidos por Héctor Daer, en el día de ayer, en el que se le faltó el respeto a los integrantes del Frente de Todos y a la lucha (que terminó con el macrismo derrotado en las urnas), son una muestra más que hay integrantes de la CGT, que no expresan ninguna lucha…
…obrera o reivindicación de derechos de los trabajadores. Este mismo Daer es el que, en los años de Menem, apoyó o silenció cada atropello contra los trabajadores desde su lugar de Secretario General de la Confederación General de Trabajo.
Hoy, al igual que en 2015, estas representaciones son las que prefieren pactar con los poderes fácticos que ponerse al frente de los reclamos laborales. Hoy la CGT es virtualmente un sello de goma con poca o nula representación más que la de los gremios que integran esa cúpula.
No tienen ascendencia en las bases y ningún trabajador puede recordar sus nombres.
Las expresiones que significan Palazzo en el gremio de Bancarios, Moyano en Camioneros o Baradel en educadores explican -con creces- que hay dirigentes que son respetados por sus bases y que no necesitan de la CGT para hacerse oír.
La atomización del reclamo gremial, es un logro del gobierno de Macri que debe agradecer a esta cúpula que hoy pide que el kirchnerismo salga del gobierno.
La voz de Daer, es la misma que personajes de la calaña de Barrionuevo que cuenta aprietes en TV, como si estuviera en la mesa de un bar.
Va siendo hora de rever, no solo la representación laboral, sino la adscripción de estas personas a un partido que tiene una base laboralista, representa la esperanza de la clase trabajadora y es garante de sus derechos y anhelos.
Porque si los dirigentes no están a la cabeza, los trabajadores deberán exhibirlas, como muestras del empoderamiento de los trabajadores y la dignidad recuperada en doce años y que el macrismo, con su ayuda, no pudo doblegar.

Editorial
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