A propósito de las medidas tomadas por el Banco Central ayer sobre la compra mensual de dólares, abro un hilo para que se entienda, más o menos, en que situación está Argentina y el contexto histórico de nuestro país respecto al dólar.
Lo 1ro que hay que saber es que esto que los argentinos tenemos tan naturalizado de ahorrar en dólares es algo no tan normal en el resto del mundo, en 2011 CQC hizo una serie de informes comparando la relación con el dólar de otros países y Argentina.
La demanda constante de dólares que siempre tuvo el país provocó una devaluación casi constante de nuestra moneda, porque jamás la cantidad de dólares que entra al país alcanza para cubrir esa demanda. Y como todo liberal sabe, cuando aumenta la demanda, aumenta el precio.
Tiene que ver con la eterna desconfianza hacia el peso pero, a su vez, esta conducta de ahorrar en dólares lo hunde más. Es decir, la gente ahorra en dólares porque el peso es una mierda, y el peso es una mierda porque la gente ahorra en dólares. Círculo vicioso.
A Argentina entran dólares, principalmente, por exportaciones agrícolas y ganaderas (y con deuda), y se van yendo por el colador de la demanda. Esto sucede hace décadas. En la balanza entre exportaciones y demanda está la mayor o menor estabilidad cambiaria.
Si quieren ver graficado este proceso de devaluación constante, miren cómo Tato Bores resumía la involución de la moneda argentina durante los 30 años entre 1960 y 1990.
Si quieren ver el monólogo entero, lo tienen acá:

Lo que les voy a contar ahora es que pasó en los 30 años siguientes, entre 1990 y 2020. La explicación va a ser lo más en criollo posible.
El Ministro de Economía siguiente al monólogo de Tato fue Domingo Cavallo, que implantó la convertibilidad y el dólar 1 a 1. Para lograr el 1 a 1, engordó las reservas con endeudamiento. Esto, según Cavallo, iba a hacer que la gente confíe en el peso.
La teoría de Cavallo era que, al tener el mismo valor que el dólar, la gente se iba a copar con el ahorro en pesos y que, con el tiempo, no iba a hacer falta seguir bancando con deuda la convertibilidad, se iba a sostener sola.
Spoiler, no pasó. La convertibilidad fue comiendo a mordiscos las reservas del BCRA, que reemplazaba esos dólares por deuda, y más deuda, y más deuda. Mientras, el país entraba en recesión y caían los ingresos. Se necesitaba más deuda aún.
Llega un momento en debes mucho más de lo que producís por año y entras en quiebra. Eso pasó en 2001, y sabemos cuáles fueron sus consecuencias.

Para 2001, la demanda de dólares no era ya un problema, la gente no tenía ni para comprar arroz, menos tendría para comprar dólares.
Asumió Néstor Kirchner en 2003 y se reactivó la producción. Hubo un boom de exportaciones y una importante inyección de dinero al mercado interno. El consumo se reactivó, y con el consumo, toda la actividad económica. El desempleo pasó de 35% a menos de 10% en pocos años.
Todo ese proceso fue perfecto durante algunos años. Pero después aparecieron los problemas. La racha de crecimiento se detuvo cuando estalló Lehman Brothers en 2008. Crisis mundial, EEUU al borde del default, Europa destruida.
La incertidumbre encontró una Argentina recuperada, con más del 90% de su PAA trabajando y con los salarios creciendo al 20% en términos reales cada año. La gente se había levantado: los empresarios invirtieron más, las fábricas reabrieron...
La clase media se compró su casa propia, el de más abajo se compró su primer autito, los más pobres pudieron escolarizar a sus hijos. La rueda funcionaba, pero el fantasma de la crisis volvía a aparecer desde los vientos del norte.
¿Qué hace cualquier argentino que ya compró mucho de lo que quería comprar, cuando asoma una crisis en el horizonte?
Compra dólares para ahorrar. El dólar entre 2003 y 2009 se movió de $3 a $3,50. Después de 2009, vino el problema.
Argentina en esos años tenía todo para recuperar la autonomía monetaria y desprenderse de la dependencia del dólar, pero la gente, alentada por expectativas negativas desde los medios, que pronosticaban una catástrofe, volvió a esa droga verde.
El dólar empezó a aumentar por la inesperada y altísima demanda. Antes compraba dólares el sector más rico del país. Ahora, compraba dólares cualquiera, casi todo el país estaba en condiciones. El gobierno toma una medida drástica para frenar esa demanda que fue el cepo.
El cepo da origen al mercado ilegal de dólares, avalado comunicacionalmente como “dólar blue”. El dólar blue pasa a reemplazar la demanda que no se hacía sobre los bancos. El BCRA no perdía tantas reservas, pero la demanda explotaba y el dólar aumentaba.
Para colmo, el flujo de dinero no se resentía, la gente seguía ganando mucho más cada año personas que en 2001 estaban en la calle, ahora querían comprar dólares para ahorrar. Ni hablar de los que ya eran ricos o clase media.
Llegamos al 2015. Elecciones, cambia el gobierno. El nuevo gob asume prometiendo fin del cepo. Ahora, en el poder, el tema era cómo salir sin explotar la demanda y que el dólar se vaya a la c#ncha de la lora.
¿Qué pensó Macri? Ésto: “el dólar está a $9y el blue a $15, si yo levanto el cepo y el dólar crece a $15, los ahorristas no van a sentir tanto el impacto (lo va a sentir el que vaya a comprar leche al súper, pero es otra historia)”
La idea era: “lo levanto, me como una devaluación al principio pero vuelvo a endeudarme para cubrir al BCRA, la deuda va a sostener la cosa al principio para que no se desmadre y después va a venir la lluvia de inversiones para que Argentina sea una fiesta de dólares”.
Levantó el cepo, el dólar se fue a $15, se endeudó y se sentó a esperar la lluvia de inversiones. Esas inversiones no llegaban, porque paralelamente había un ajuste brutal y la demanda se resentía. ¿Quién va a querer invertir en un país en el que la demanda se resiente?
Lo peor es que, quizás, si ponía un límite de, no sé, 5 mil dólares, la cosa funcionaba. Puso un límite de 2 millones de dólares. Entonces el flujo era así: los millonarios compraban 2 millones de dólares del BCRA y lo fugaban afuera.
Como la lluvia no llegaba, dijo “bueno, otro crédito más y seguimos esperando”. Y así siguió la receta de Cavallo, se fue endeudando, endeudando y endeudando, mientras las exportaciones caían, los dólares limpios eran cada vez menos.
Los dólares de deuda que entraban, el BCRA los salía a vender para mantener el valor quieto. Esa guita se fugaba y volvía pero en forma de deuda. Es decir, perdíamos siempre. Pero al gobierno no le importaba porque lo cubría con deuda y todo se mantenía.
Fue la deuda más grande de la historia en tan poco tiempo. ¿Se acuerdan que dije que el modelo de Cavallo del 91 se agotó en 2001, 10 años después?. Bueno, este modelo duró dos años. Explotó en 2018.
En mayo del 2018, los acreedores le dijeron “basta” a Macri. Fue un “te estás endeudando mucho y no nos vas a poder pagar, no te prestamos más”. Sin que el BCRA se cubra con dólares de deuda, el dólar explotó. Pasó de $18 a $45 en apenas unas semanas.
La gente, ante esto, ¿Qué hizo? Si, fue en manada a comprar dólares. El gobierno llevó la tasa de interés a cifras record para desincentivar la compra de dólares, pero no lo logró.
Para frenar esa escalada, Macri consiguió un acreedor que si estaba dispuesto a seguir prestándole, el FMI. El FMI prestó con condiciones de ajuste fiscal y prohibió que el BCRA salga a vender muchos dólares.
Después, terminó bajando esa prohibición porque se dio cuenta que el estado de situación era tan frágil que si el BCRA dejaba de salir a vender, la cosa explotaba más. La gente seguía comprando. El consumo se resentía, pero la compra de dólares no. Era increíble.
Después de haber incumplido todas las condiciones del FMI, llegaban las elecciones y necesitaban otro desembolso para que el dólar no aumente complicando su situación electoral. El FMI, violando sus propios reglamentos por orden de Trump, accedió.
Desembolsó miles de millones a Argentina para evitar una corrida cambiaria pre-electoral. En pocas palabras, financió las posibilidades electorales del presidente. Con esa plata, el gobierno quemó todos los dólares manteniendo situación estable.
Con las PASO, ese globo se pinchó y el dólar reveló el verdadero valor que habían estado tapando con fajos de deuda: 63 pesos. El gobierno que ganó prometiendo fin del cepo, ahora imponía un cepo para evitar que la cosa se desmadre.
Ese cepo se fue endureciendo cada vez más a medida que el monto de reservas iba bajando.

La carrera hasta el fin del mandato fue de racionar las reservas a vender para no quedarse sin dólares antes del 10 de diciembre.
Cuando decían “llegar al final del mandato” era, en realidad, “que no se terminen los dólares de reservas antes que se termine el mandato”. Lograron llegar, pero entregaron un gobierno con un BCRA vaciado.
Así asumió Alberto Fernández. Debiendo miles de millones de dólares de deuda, con las exportaciones por el suelo, déficit en la balanza comercial (salen más dólares de los que entran), las reservas vacías y los argentinos comprando dólares para ahorrar.
¿Cómo mierda se maneja una encrucijada tan grande? Es un laberinto horrible del que parece no haber salida. Todo esto antes de la pandemia, eh.
La pandemia agravó aún más la situación. Caídas en todo el mundo, crisis internacional y la responsabilidad del estado de auxiliar a la gente que quedaba en serio riesgo. Los IFE y los ATP para pagar sueldos de las empresas comieron buena parte del PBI. Aún así, se remó.
El gobierno resolvió el tema de la deuda con un exitosísimo canje, postergando pagos y dándonos tiempo a juntar los dólares necesarios, avanzó en acuerdos con otros países para aumentar las exportaciones (principalmente China) y logró frenar la pérdida de reservas.
Endureció el cepo a los 200 dólares mensuales, lo que no generó tanto bardo porque es un país que perdió buena parte de su poder adquisitivo durante los últimos 4 años y no sé cuántos están en condiciones de comprar tanto más de u$d200 por mes.
Pero queda el eterno problema de que los argentinos no confían en el peso y compran dólares para ahorrar. Mientras eso siga sucediendo, no hay ninguna medida que pueda resolver para siempre el problema de falta de dólares.
Y, sinceramente, si no se logró “mudar el ahorro a pesos” entre 2004 y 2011, la época más exitosa económicamente de los últimos 100 años, no creo que se logre nunca.
La medida de ayer es un intento desesperado por desincentivar la compra el ahorro en dólares. Casi como aceptando que la gente no va a confiar en el peso aun cuando nos vaya bien.
En mi opinión, es una medida de mierda que genera mucho malestar en la gente a la que le sobra la suficiente plata cómo para ahorrar en dólares, pero que es la que determina el humor social, y, en su mayoría, es gente de bien que hace esa plata en buena ley.
Creo que esta medida se podría haber evitado levantando la tasa de interés, pero después pienso lo siguiente: (y con esto cierro)
El dólar con el impuesto PAIS al 12 de marzo (cuando se declaró la pandemia) estaba $84,53. Es decir, con 16.906 se compraban los 200 dólares del límite.
Al 11 de septiembre, 190 días después, el dólar con PAIS aumentó a 102,91, con lo cual, para comprar los 200 dólares hacen falta $20.582. De $16.906 a $20.582 en 6 meses.
Miren ahora que pasaba si esos $16.906 del 12 de marzo entraban en un plazo fijo a 190 días con la tasa de interés de hoy. El monto del retiro hoy sería $19.815, menos de 800 pesos de diferencia.
Si la tasa del plazo fijo, que es de 33% anual, se hubiese aumentada poquito, al 40% anual, hubiesen salido ganando los que apostaron al plazo fijo. Pero todxs sabemos que ese no es el tema.
Sabemos que, con todos los beneficios que se ofrezcan y aunque el país ande joya (que no pasa hace bastante), los argentinos seguirán apostando al dólar como moneda de ahorro. Y mientras eso pase, viviremos ciclos eternos de devaluaciones y cepos.
Navegar con esa, te la regalo. Sobre todo cuando no existe, hasta ahora, ningún proyecto monetario que haya tenido éxito en toda la historia argentina. Se quemaron los libros de todas las corrientes teóricas posibles. El argentino ahorra en dólares. Punto.
¿Qué queda ahora en el corto plazo? Aguantar y esperar que la cancillería pueda cerrar acuerdos internacionales de exportaciones que permitan la entrada limpia de dólares que alivien esta situación y se puedan ir retirando las restricciones.
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