La sorprendente historia del culo de un importante monarca, la moda que creó, la revolución que supuso en la cirugía y un himno nacional
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Luis XIV, “el Rey Sol” (1638 – 1715) en 1686 se encontraba muy mal, casi no podía ejercer de monarca y su reinado se tambaleaba por… un "dolor de culo"

Eso que suena un poco mal era, totalmente cierto. El también conocido como Luis “el Grande”, sufría una fistula anal que le impedía realizar una vida normal (sentarse, caminar, montar a caballo, despechar, …)

Lo que el 15 de enero de 1686 era un pequeño bulto en su ano, era un absceso el 18 de febrero y el 2 de mayo ya era una terrible fístula anal.
Fue a más por los extravagantes tratamientos a los que fue sometido

Las pormenorizadas crónicas que han llegado hasta nuestros días, hablan de que las deposiciones reales se volvieron severamente dolorosas y eso condicionó sumamente su vida y de manera indirecta a toda Francia

“¡El rey se está muriendo!”
Los rumores se dispararon en el reino, y eso que se trataba de mantener la enfermedad real en secreto a toda costa.

¿Cómo podía ser que el Rey que curaba a tanta gente estuviera tan mal? ¿Por qué no se curaba a sí mismo?

Hay que recordar que, en las épocas absolutistas, a los reyes (ingleses y franceses fundamentalmente) se les atribuía el “toque real”, esto es, que podían curar mediante imposición de manos

Según Antoine d'Aquin (1629-1696), primer médico del Rey, este se quejaba de “un pequeño tumor en el perineo, al lado de la apertura de las nalgas, a dos dedos del ano, bastante profundo, poco sensible al tacto, incoloro, sin rojez, ni pulsaciones”

Los médicos de la corte, con los conocimientos que se tenían en la época, intentaron remediarlo sin éxito. Usaron ungüentos, lociones, enemas (más de 2.000 en pocos meses), dieta estricta, cataplasmas de plomo y cicuta, etc.

Como dato, el todopoderoso Armand Jean du Plessis, más conocido por Cardenal Richelieu (1585-1642) había fallecido algo antes por los tratamientos a los que había sido sometido y las complicaciones de una “simple” fistula anal.

Eso da medida del nivel médico de la época

Cuando, como es normal, ninguno de los remedios había funcionado, tampoco el paso por diferentes balnearios y uso de sus aguas, se optó por recurrir al cirujano-barbero real, el primero de los cuales en ese momento era Charles-François Felix de Tassy (1635-1703)

La gente, y eso incluía a la aristocracia, no confiaba para nada en los cirujanos, fundamentalmente porque por los pocos medios, la escasa experiencia, la nula asepsia, etc., muchas de las intervenciones acababan fatal

En la corte ya se estaba especulando con el final del monarca, porque se decía que Felix cortar, cortaba como los ángeles, pero de ahí a que le pudiera solventar el problema a Louis iba un trecho

Obviamente Felix no había operado una fistula en su vida, de hecho, ni las había visto, con lo que le pidió al monarca que le concediera un tiempo y privilegios para poder prepararse para tan “gran” intervención

Muchos especulan que lo que quería Felix era que pasara un poco de tiempo y que el monarca falleciera y él no tuviera que verse en el brete de fracasar en su encomienda, que ya se sabe el peligro que su vida correría también

El privilegio que pidió era recorrer los hospitales de París para operar pacientes con la misma dolencia o similar. Esto no solo le fue concedido, además tenía “permiso” para hacer lo que quisiera, pasase lo que pasase.

Realizó unas 75 intervenciones

Cuenta la historia que fueron unos cuantos los enterrados oficialmente y otros cuantos por Felix con nocturnidad y alevosía. Le daba vergüenza que casi todos se le murieran… por si no llegaba lejos, y nunca mejor dicho

Hizo pruebas quirúrgicas mediante cauterización, mediante ligadura y mediante incisión para decidir cuál era la cirugía más adecuada para el Rey

Ante las presiones, y debido al empeoramiento del Rey, a los 6 meses se decidió a “ponerse manos a la obra”. Para ello, diseño un instrumental específico, basándose en sus prácticas anteriores

Creó en plata y acero un bisturí “majestuosamente curvado” al que llamaron “bisturí real” o “faucille” por su parecido a una hoz. Además, ideo un separador y un pequeño cuchillo para incisiones

Los dos primeros se conservan hoy día en el Musée d'Histoire de la Médecine de Paris

“Dios mío, me pongo en vuestras manos” fue la frase que pronunció Luis XIV antes de ponerse en una posición “poco real” sobre su cama en Versalles.

“La Gran Operación” se realizó a las 7 de la mañana del 18 de noviembre de 1686

Estuvieron presentes Madame de Maintenon (amante de Luis con quien más tarde se casó convirtiéndose en su segunda esposa), su primogénito el Gran Delfín, su confesor Pere Lachaise, su Ministro de Estado y los tres médicos reales

Después de tres horas de operación (por supuesto sin anestesia) practicada por Felix y asistido por cuatro boticarios, el Rey no solo no falleció, sino que se le solucionó el problema de sus posaderas, esto es, se había practicado una cirugía de fistula anal de forma exitosa

Las crónicas cuentan que el Rey no abrió la boca para quejarse en ningún momento.
Es poco creíble y posiblemente se ensalzó su actitud, porque no era plan ponérselo en contra

Al día siguiente, el Rey ya estaba recibiendo embajadores, que últimamente no lo hacía. A la primavera del siguiente año, ya estaba galopando a lomos de su corcel, algo inimaginable

Otra versión habla de que los días 7, 8 y 9 de diciembre se realizaron nuevas intervenciones, desbridando a fondo la fístula con ayuda de numerosas incisiones. Esto se hizo, tras tener el monarca complicaciones

Fuera en una intervención o en cuatro, el resultado final fue exitoso y ante tal magnánimo acontecimiento y en honor a Luis XIV y en segundo plano a Charles-François Felix, se declaró formalmente 1686 como “l’année de la fistule” (“el año de la fistula)

La repercusión fue tal, que se puso de moda entre la aristocracia operarse de una fistula anal, se tuviera esta o no se tuviera (esto es totalmente real). A algunos los operaba el propio Felix y otros eran intervenidos por otros cirujanos

Era símbolo de distinción haberse operado el culo (con perdón) y pasearse por el palacio con las posaderas doloridas y enrolladas en vendas (“le royale”). De hecho, algunos se vendaban el trasero sin haberse operado para presumir que sí lo habían hecho

Literalmente se puso de moda entre la aristocracia tener un ano doloroso y agujereado

Eso sí, hubo resultados dispares (y más aun cuando algunos ni tenían la dolencia), habiendo casos exitosos, fallecimientos, gente que quedó incontinente, …

Esto que ahora nos puede parecer gracioso y frívolo tuvo mucha importancia…

Supuso un antes y un después en la visión que se tenía de la cirugía, de ser una actividad considerada casi apestada. Los cirujanos barberos eran considerados comerciantes en el sentido peyorativo de la palabra. Se convirtió en profesión respetada y que requería conocimientos

Esta operación fue el paso inicial hacia la medicina moderna, ya que los cirujanos barberos fueron vistos como profesionales sanitarios de primera, tal y como lo eran los médicos (no cirujanos) y anteriormente no lo eran ellos

Felix, además de con los honores, fue recompensado con una importante fortuna económica (120.000 luises de oro) y con un título nobiliario. Con parte del dinero adquirió una extensa finca, el Señorío de Tassy y no volvió a ejercer

A su fallecimiento, lego parte de su herencia a la comunidad de cirujanos de París para que se crease una institución para la enseñanza de la cirugía, que permitiera el mejor conocimiento de técnicas y procedimientos...

Así nació la Real Academia de Cirugía de Francia, inaugurada en 1731 por el bisnieto y heredero del Rey Sol, Luis XV

Hoy entras en la Real Academia de Cirugía de Francia y en un sitio destacado hay un  retrato de Felix de Tassy con la leyenda: “El primer cirujano de Luis XIV”

Su hijo, Charles-Louis Felix de Tassy, que también se formó en los artes del manejo del bisturí, fue años más tarde también, primer cirujano del rey Luis XIV, al igual que su padre

Pero volvamos al Rey Sol...

Durante su recuperación visito el claustro de Saint Cyr. Las monjas para recibir al Rey encargaron una composición musical (una cantata) a un destacado y polifacético músico

El francoitaliano Jean Baptiste Lully (1632-1687) era uno de los músicos más prestigiosos de la época, tanto es así que trabajaba codo con codo con Molière, y además llego a ser secretario personal del Rey

Lully compuso en honor al Rey Sol la canción “Grand Dieu sauve le Roi” (“Gran Dios, salva al Rey").
La música está claro que era suya, pero la letra hay dudas si fue suya o de la Duquesa de Brinon.

En cualquier caso, fue un exitazo…

Tanto es así que la obra llegó a oídos de otro grande, Georg Friedrich Händel (1685-1759) que la varió ligeramente y compuso “God save the King".

Como diríamos hoy en día, la plagió…

En 1714, Jorge I de Gran Bretaña (1660-1727) fue nombrado rey de Inglaterra y su músico de cámara era Händel que aprovechó la ocasión para lanzar este hit

El “God save the King” o cuando es reina como ahora (y hasta el infinito ) “God save the Queen” es una de las canciones más conocidas del mundo e himno de la familia real británica y del Reino Unido

La teoría que defiende la procedencia del Himno del Reino Unido está basada en el libro de las memorias de Renée-Caroline Victoire de Froullay de Tessé, marquesa de Créquy (1714-1803).

Otras versiones hablan de que Händel se basó en una pieza de John Bull (1562-1628)

Los más brutos pueden decir que del culo de Luis XIV salió el himno británico

Finamente, gracias al trasero al trasero de Luis XIV, por cierto Borbón, y cuya higiene personal se dice que era casi inexistente (se habla de que sobran dedos en las manos para contar las duchas que se dio en su vida), el Reino Unido tiene himno y los cirujanos son “bien vistos”

En cualquier caso, la vida de Luis XIV fue “muy dura” y no me explico cómo llegó a los 76 años de vida y a los 72 de reinado…
Solo hay que ver lo ajetreado de su día a día
#esperooshayagustado #gracias