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1899.

Hoy, 17 de julio, nacía James Francis Cagney Jr., JAMES CAGNEY (f. 1986), actor y bailarín.

Ganador de un Óscar al Mejor actor principal, por “Yankee Doodle Dandy" (1942).
Creció en el seno de una humilde familia de origen irlandés, en uno de los barrios más peligrosos de Nueva York, Yorkville.

Desempeñó toda clase de oficios para conseguir pagarse los estudios, que abandonó con la muerte de su padre.

Contratado como decorador de teatro,
tuvo la oportunidad de debutar en el Music Hall, en 1919.

Durante los años veinte intervino en comedias musicales, muchas veces formando dueto con Frances Vernon, su mujer, y, durante cinco años, en obras dramáticas en Broadway.

Firmó, al mismo tiempo que Bette Davis y Edward
G. Robinson, un largo contrato con la Warner Bros, estudio en el que, después de una serie de papeles insignificantes, pronto le llegó la fama incorporando al gánster Tom Powers en la película de William A. Wellman “El enemigo público” (1931).

Cruenta, dura y violenta, la
interpretación de Cagney fue memorable.

A pesar de la desmesurada crueldad del personaje, el público se sintió rápidamente identificado con el actor.

Entre 1930 y 1941, James Cagney interpretó 38 películas para la compañía de los hermanos Warner. Aunque la mayoría se pueden
considerar dramas de acción y crimen o comedias, de escaso presupuesto y rápida producción, muchas de ellas se valoran hoy como auténticos clásicos del género negro, de gánsteres o de acción.

En “'G' Men” (1935), de William Keighley, Cagney se convierte
en agente del F.B.I.

Tres años más tarde volvió a su lado natural, es decir, lejos de la ley, como deseaban sus admiradores, en “Angels with Dirty Faces”, de Michael Curtiz.

Ruin y abyecto, Cagney es en esta película el tipo de gánster que se estilaba en la época. Consiguió
una de las más grandiosas interpretaciones de la historia del cine.

Volvió a estar excelso en “Each dawn I die” (1939), de W. Keighley, en el papel de un periodista que, tras denunciar los tejemanejes del fiscal del distrito, se ve víctima de un montaje que le lleva a la cárcel.
No menos espléndido estuvo en “The Roaring Twenties” (1939), de Raoul Walsh, junto a Humphrey Bogart, donde interpreta de forma magistral a un veterano de guerra que, al volver del frente, orgulloso de haber servido a su patria, se encuentra en la calle, sin trabajo y, casi,
sin lugar donde dormir.

Fue nominado en 3 ocasiones al Óscar al mejor actor: en 1938 por “Angels with Dirty Faces”; en "Yankee Dandy”, donde daba vida al compositor George M. Cohan (aquí lo consiguió, aprovechando la oportunidad de desplegar sus enormes dotes como
cantante y bailarín de talento, algo que la Warner no supo explotar en su tiempo), y en 1955 por “Love Me or Leave Me”.

Cagney formó junto con su hermano William una pequeña productora independiente, la "Cagney Productions".

La firma no produjo filmes demasiado buenos, y sólo
consiguió que la United Artist (la compañía de Chaplin y Mary Pickford) distribuyera las tres primeras (“El vagabundo”, “Sangre sobre el sol” y “The Time of Your Life”).

En 1949, volvió a la Warner Bros con una obra maestra de Raoul Walsh, “White Heat”, donde interpretó
a un gánster tremendamente violento y psicópata con una clara fijación en torno a su madre. Intenso, eléctrico, peligroso, con esa increíble escena final: "Mira, madre, estoy en la cima del mundo".

En 1953 volvió a ser dirigido por Raoul Walsh en “Un león en las calles” (1953),
en la cual encarnó a un inestable trotamundos que utiliza su don de gentes para erigirse en popular político local corrupto.

John Ford le dirigió en dos ocasiones.

Una inacabada de Ford enfermo, “Mister Roberts” (1955). La otra, “What Price Glory” (1952).

También se
desempeñó en westerns, algo que parecía no ir demasiado a sus características físicas; un ejemplo fue “Tribute to a Bad Man” (1956), de Robert Wise.

En esos años cincuenta, dirigió su único filme, “Short Cut to Hell” (1957), basándose en una novela del escritor británico Graham
Greene.

Su adiós temporal de las pantallas vino tras una interpretación asombrosa en una obra maestra de Billy Wilder, “One, Two, Three” (1961), donde da vida a McNamara, un alto ejecutivo de la Coca-Cola en la Alemania del Este que debe encarar la inesperada boda de la hija de
su jefe con un comunista.

Todo con un ritmo endiablado, soportado casi en su totalidad por la impresionante capacidad de James Cagney, en uno de los mejores papeles de su vida.

La amistad con Milos Forman le consiguió sacar de su retiro, 20 años después, para intervenir
en “Ragtime” (1981), una comedia, rica en situaciones y personajes, que evoca la sociedad norteamericana a principio de siglo XX.

Cagney estaba ya enfermo y sólo la televisión le arrancó una nueva interpretación (“Terrible Joe Moran”, 1984).
EPÍLOGO.

Sería imposible imaginar las películas de gánsteres de los años treinta sin la inestimable labor de James Cagney.

Él y sus personajes, todos distintos, pero todos con algo de él, convirtieron las películas de la Warner en clásicos del cine.
El ritmo, la agilidad y vitalidad que imprimía a cada una de sus interpretaciones le destacaron siempre como genial actor.

FILMOGRAFÍA.

(ver imagen adjunta)
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