Hola.
Tengo update de mi pollero.
Acompáñenme a leer esta triste historia.

Como ya les he comentado, estoy enamorada del pollero de mi mercado. Él es un hombre viril, tatuado, de pechuga amplia... que cuando me aplana las pechugas deja ver su deliciosa musculatura. Y en frente de su puesto, está mi verdulería de confianza.

Anteriormente les había comentado que le había estado dando piques, para ponerlo celoso y me iba a comprarle pollo al pollero de enfrente. Estas acciones dieron por resultado que cuando pasaba por su puesto, él me dijera: “antes saludabas... ”.

Desde aquella vez, yo he estado comprando en su puesto y en el otro puesto, porque yo quiero que él vea que yo no soy marchante de una solo local. Pero pues, no había sucedido nada bueno que contar. ¡HASTA AHORA!

Estoy pensando qué tal vez la estoy haciendo mucho de emoción, pero es que lo que hoy viví... fue un golpe directo a mi corazón de pollo.

Pues bueno. Yo estaba en el puesto de verduras y legumbres haciendo mi compra habitual de vegetales, cuando de pronto llegó una chica muy jacarandosa al puesto. Llevaba una blusita púrpura de tirantes, chiquishort de mezclilla y una cangurera negra. Cuerpazo el de mi comadre.

Me cayó muy bien mi comadre porque me vio el uñon de impacto que traigo y me lo chuleo. A lo que yo conteste “¡ay muchas gracias belleza! ”. Seguido de eso mi mundo se empezó a derrumbar en frente de mis ojos ...

Anexo imagen de mi uñon de impacto.

Seguidito de esta breve plática y al mismo tiempo que pedía otro jitomate (para acompletar el kilo)... mi vista periférica alcanzó a registrar, cómo el brazo de un hombre se iba enroscando en la cinturita de esta suculenta mujer... ese hombre era nada más y nada menos que........

¡MI PAPÁ!

Nacierta, jajajaja no se crean. ¿Se imaginan el “Plot Twist”? Haberme encontrado a mi papá, a quien no había visto desde 1999 (jajaja).
Perdón, ahora sí. Volvamos a la historia.

ese hombre era nada más y nada menos que... MI POLLERO

En ese instante, quería salir corriendo del mercado, dejando atrás las verduras que Don Luis había seleccionado para acompletar mi mandado... pero no lo hice, fui fuerte y me quedé a pagar lo correspondiente a mi compra.

Me hice la fuerte, no volteé a verlos darse arrumacos... sólo estaba esperando a que Don Luis me diera mi cambio, para poder huir y nunca volver.

Hasta que la suculenta mujer le dijo al pollero “ay mira están bien padres sus uñas, ¡quiero unas así!” y entonces tuve que voltear.

Y cuando voltee, sólo pude ver al hombre que yo amo bien amarrado de un monumento de mujer.

Él, por su parte solo lanzó una mirada, asintió y dijo “¡ay se ven padres!, ya ni has pasado”... refiriéndose a mi falta de atención a su puesto.