HECHOS DE MAYO: COMUNISTAS Y ANARQUISTAS MATANDOSE ENTRE ELLOS.
Una comitiva oficial de la Generalitat circulaba a toda velocidad por calle Consell de Cent de Barcelona. 2 coches. En el primero Antonio Sesé, secretario de la UGT catalana que iba a tomar posesión como conseller.

En el segundo, 4 escoltas. La ciudad estaba desierta. Llevaban 3 días en huelga general. De repente, se oyeron disparos y el chófer giro bruscamente a la derecha. Sesé dijo «¿Llegaremos vivos a la Generalitat?».
La comitiva decidio tomar el camino más corto por Roger de Llúria.

Habia hombres armados tras los árboles. España estaba en guerra civil entre el bando nacional y republicano. Pero en Barcelona habia comenzado otra guerra. Una lucha interna dentro del bando republicano. El mundo tenia puestos los ojos en España

y el bando republicano se estaban matando entre ellos. Comunistas contra anarquistas. Esta lucha incomprensible duró 5 días. Tiempo suficiente para llevarse la vida de un conseller d la Generalitat y la de cientos de antifascistas

Hasta ahora se sabia que el nr. de caidos era 218. Seis años de investigacion y un documento encontrado en el archivo de Salamanca han permitido saber cuántos eran de cada bando: los comunistas y sus aliados tuvieron 63 víctimas. Los anarquistas y aliados, más del doble: 146.

Luego hubo 9 muertos colaterales. La batalla empezó con el intento de la policía de quitar al sindicato anarquista CNT el control de la central Telefónica. Había una disyuntiva de fondo. Dos formas de afrontar la guerra. El Gobierno quería anteponer la guerra a la revolución,

y los anarquistas lo contrario, así que el conflicto se resolvió al más puro estilo de la Semana Trágica de 1909. Los obreros levantaron barricadas por toda la ciudad y la vida quedó paralizada. Los nuevos enemigos, antes compañeros, intercambiaron los primeros tiros en el

barrio de Gracia y en uno de ellos provocaron la primera víctima: una mujer de 64 años que no tenía nada que ver en el conflicto.
En el bando revolucionario estaba uno de los escritores más importantes del siglo XX: George Orwell.

Era miliciano del Partido Obrero d Unificación Marxista (POUM) de descanso en la ciudad y como tal le había tocado estar con los anarquistas. No sabía muy bien por qué luchaba. De hecho, casi nadie lo sabía. Su misión era estar d guardia en la azotea de un cine de Las Ramblas.

Orwell estaba indignado. «Si esto es historia, yo no me siento con ánimos de vivirla», escribió. Su misión era vigilar a unos guardias atrincherados en el Café Moka. La táctica era simple: esperar a que el hambre les obligara a rendirse. Lo que ignoraban era que estos guardias

salían a la calle de atrás por un túnel romano que aún existe, comían en un restaurante y luego volvían. En realidad, los guardias no querían luchar contra sus «hermanos trabajadores» y para hacer la paz les ofrecían cerveza. A cambio, los anarquistas les lanzaban granadas.

Varios comunistas, para vengar a Sese, se presentaron en el domicilio de 2 intelectuales anarquistas, Camilo Berneri y Francesco Barbieri, que habían venido de Italia a escribir sobre la guerra. Se habían hecho famosos por sus críticas al estalinismo, así que eran los primeros

de la lista negra. Los cogieron por la fuerza y les dieron el paseo a pocos metros de la Generalitat. Los Mossos d’Esquadra les dieron toda la cobertura. Ellos también odiaban a los anarquistas.
El mayor crimen de aquella batalla lo sufrieron 12 jóvenes libertarios del

barrio de Sant Andreu. Se dirigían hacia el centro cuando se vieron rodeados por el enemigo. Los comunistas los encerraron en el cuartel Carlos Marx, junto al Parque de la Ciudadela, y les torturaron hasta la muerte. Sus cadáveres aparecieron en una cuneta 5 días después.

El anarquista Abel Paz tenía un amigo entre ellos y asegura que el cuerpo tenía los testículos mutilados.
Orwell reconoce que era «difícil descubrir qué demonios ocurría, quién luchaba contra quién y quién iba ganando». Los archivos han revelado lo que realmente ocurrió.

Los anarquistas, aliados con el POUM, se hicieron prácticamente dueños de la ciudad. Controlaban los barrios periféricos y zonas importantes del centro como Las Ramblas y el Paralelo. Y los comunistas aliados con la Policía y los independentistas, se defendían en el centro,

sobre todo en el Paseo de Gracia y la plaza de Sant Jaume.
Los anarquistas tenían la iniciativa de los combates y los comunistas se limitaban a esperarles parapetados. Eso significó un descalabro para los anarquistas. Arriesgaron muchísimo en los asaltos a edificios

y trataban de avanzar por calles batidas por ametralladoras. Cada ataque les suponia un elevado numero de bajas. Su mayor victoria ocurrió en el oeste de la ciudad. Allí los anarquistas del barrio de Sants tomaron 2 importantes cuarteles de policía y vencieron a un grupo

de 200 guardias. Los que no salieron huyendo se escondieron en los edificios de la zona. Una testigo cuenta que se encontró un guardia herido en su portal y que fuera había «muchos hombres y mujeres» vestidos «con monos y el pañuelo rojo y negro al cuello».

A pesar de todo, las bajas anarquistas fueron superiores a las de sus enemigos en todos los días que duró la lucha.

El Gobierno central temió que aquella lucha derrumbara los frentes y envió de manera urgente 5.000 guardias de asalto desde Madrid y Valencia.

Los anarquistas sabiendo que tenían la batalla perdida y fueron abandonando sus posiciones. Al final, los 146 vidas bajas, no les sirvió para nada. Para ellos fue a la vez una victoria militar y una derrota política.

El periodista Manuel Cruells escribió: «La ciudad, en general, se sentía molesta, humillada, como vencida. Los únicos que se sentían eufóricos, verdaderamente victoriosos, eran los comunistas». Hubo una inflexión en la guerra: la CNT se vio obligada a abandonar el gobierno y

el PCE logró acaparar en los meses siguientes casi todo el poder. El odio se agudizó y acabó generando un nuevo combate interno en Madrid en marzo de 1939 que precipitó la victoria de Franco.

Fuente y foto:
El Mundo (6/05/2012)
Compañeros y Camaradas. Las luchas entre antifascistas en la Guerra Civil española de Manuel Aguilera.