Varones que ejercen violencia y políticas públicas
La difusión de la línea de atención telefónica a varones en Catamarca, viene generando polémica y variedad de respuestas. Lamentablemente, más respuestas que preguntas. Como si sobraran certezas al respecto.
La difusión de la línea de atención telefónica a varones en Catamarca, viene generando polémica y variedad de respuestas. Lamentablemente, más respuestas que preguntas. Como si sobraran certezas al respecto.
Desde mi punto de vista, la difusión acerca de esta política no es acertada. Difícilmente convoque a los varones potencialmente agresores a registrar su violencia y pedir ayuda para inhibir materializarla. Y además, genera rechazo en necesarias aliadas
Pero, ¿qué es lo que se rechaza? ¿A lo que se reacciona? ¿A lo que se responde? Porque una cosa es cuestionar el desacierto comunicacional, sin subestimar que es un error político. Y otras es objetar per se el trabajo con varones agresores
Sobre este último no hay recetas. Hay experiencias, hay ensayos, algunas recientes, otras con mucho desarrollo. En muchos casos, llevadas adelante por compañeres formades por feministas, como Eva Giberti, por poner un ejemplo
¿Es posible decir que el trabajo con esos varones agresores es contrario a una política feminista? Sí, algunas compañeras dicen eso, y tiempo atrás yo también. Hoy pienso que los dispositivos de atención a varones que ejercen violencia son para prevenir,
Son para limitar las posibilidades de reincidencia, para trabajar en el sentido de registrar, responsabilizarse, reparar y cambiar. De hecho, son políticas contempladas en la ley 26.485, para prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres
Esto no quiere decir que deban ser prioritarias ni mucho menos absover recursos necesarios para la atención a mujeres y personas lgbt+ en situación de violencia. Pero son parte indispensable de un abordaje integral y relacional.
Pensar que se puede erradicar la violencia machista sin políticas públicas destinadas a trabajar con sus perpetradores, es más problemático que un flyer desacertado. Es un retroceso respecto a la comprensión del carácter relacional de la violencia.
Demoler la iniciativa sin saber ni preguntarse quienes están detrás, además, perjudica las posibilidades de incidencia de compañeras con inserción institucional, que pueden haber errador, pero son compañeras. ¿O creemos q hay muchos varones impulsándolo?
Por otro lado, cabe preguntarse cómo creemos que es posible, deseable o eficaz, dirigirse en pocos caracteres a un varón potencialmente agresor, y en cuarentena. ¿Le vamos a explicar el carácter estructural y sistemático de la violencia?
Entiendo que referirse al enojo, enoje. Que pueda sonarnos banal y revictimizante. Pero no nos están hablando a lxs que leemos a Rita Segato, sino a chabones que a duras penas pueden identificar su ira y posibles consecuencias.
La situación de cuarentena incrementa los factores de riesgo y obstaculiza los abordajes de las violencias machistas. Se ensayan respuestas extraordinarias para acompañar a las mujeres en situación de víctimas
Y se están ensayando respuestas extraordinarias para trabajar con los (potenciales) agresores. En estos días, vengo hablando con varixs profesionales que están en esa; improvisando la continuidad de los grupos de hombres a través de zoom y WhatsApp...
Llamando uno por uno a los que no pudiendo asistir a los grupos, comparten la cuarentena con sus posibles víctimas, y no tienen smartphone o WiFi. Inventan formas de seguimiento y monitoreo, adaptan metodologías, se forman en el proceso, ensayan, erran.
Estamos tratando de identificar experiencias, ver cómo acompañarlas, cómo lograr apoyo estatal, como construir un recursero con estrategias de referencia. No porque nos enternezcan los victimarios y queramos ayudarlos a mitigar su "enojo"
Sino porque encerrados son una bomba de tiempo. Y hay que inventar formas de interpelarlos a reconocer la potencial amenaza que supone que no busquen ayuda. Amenaza a la vida de las mujeres y niñxs.
Discutamos cómo, quiénes, con qué recursos. Pero sin caminar hacia atrás. Las políticas públicas para trabajar con varones agresores como estrategia de prevención de las violencias machistas son necesarias. Que ese sea el piso, no lo serruchemos x un flyer.
Y no, no le intento explicar a ninguna mujer ni feminidad qué es la violencia machista. No vayamos por ese atajo. Estoy debatiendo políticas hacia los varones agresores, que es lo que los feminismos nos interpelan a los varones a hacer.
Sinceramente espero que de estos ruidos y cortocircuitos, surjan mayores y mejores consensos sobre la necesidad de crear respuestas políticas, comunitarias y estatales, para promover masculinidades libres de violencias machistas.