🔴 MÍ HISTORIA: Las FARC-EP le dispararon a mi mamá en el año 1996, cuando yo tenía 5 años, mi hermana Marcela 7 años y mi hermano Julián 3 años. #AUnaSolaVoz
Mi mamá estuvo 37 días en el hospital de Florencia-Caquetá, la salvaron, pero no le pudieron sacar la bala que se alojó en su columna entre la vértebra 10 y 11.
Mi mamá hoy perdió el 50% de su capacidad física, lo que dicen los doctores es que si sacan la bala, ella podría perder la movilidad de sus sus extremidades inferiores. Por lo tanto la bala seguirá allí, causando dolor.
En 2004, con la política de Seguridad democrática, llegaron cerca de 1000 hombres del ejército Nacional a Peñas Coloradas, un caserío de cartagena del Chaira-Caquetá.
Allí vivíamos mi madre y mis hermanos. Los soldados llegaron al caserío acusándonos a todos de ser guerrilleros o auxiliares de la guerrilla.
Entraban a todas la casas sin orden judicial, amedrentando. Sacaban a vecinos para interrogarlos, sin fundamento jurídico. Uno esperaría que las fuerzas del Estado brindaran seguridad, pero sólo generaban terror.
La sensación de miedo, temor y amenaza a nuestra vida, fue tanta, que una noche todos empacamos lo poco que pudimos (ropa y dinero en efectivo) nos fuimos, calladitos en votes a la madrugada.
Cerca a Cristales, un caserío ubicado entre Peñas Coloradas y Cartagena de Chaira, un puesto militar nos empezó a disparar, pero no paramos, sabíamos que si nos deteníamos tal vez de ahí no volveríamos a salir, así que agachamos la cabeza, cerramos los ojos y seguimos 💪🏻
Al año siguiente, mi mamá había montado un restaurante en Paujil-Caquetá, estábamos estudiando y ya teníamos resuelto lo básico, ya había cierta tranquilidad.
Pero un día llegaron los paramilitares; en caravana y escoltados por los militares. Se movían entre Montañita, Paujil, Doncello y Puerto Rico, mataban a diestra y siniestra, con la complicidad del la fuerza pública.
Cada vez que pasaban por Paujil paraban a comer donde mi mamá, 15 0 20 motorizados de civil, con pistolas, fusiles, machetes y navajas que mostraban sin reparado, incluso recuerdo que me contaban cuántos y de que forma habían matado.
Esa era nuestra realidad, y pues no tocaba callar y rogar que no nos tocará a nosotros. Los paramilitares nunca pagaban, por supuesto. Mi hermana para ese entonces, tenía 15 años, el comandante de los paramilitares se la quería llevar.
Primero inicio a decirle que estaba muy bonita, que esto y aquello. Luego empezó a decir que un día se la iba a llevar con él. Mi hermana veía a ese man y corría, le tenía miedo y pavor.
Un día, vino de verdad por mi hermana, para llevársela, pero fue tanta la estrategia y paciencia de mi mamá, que logró convencerlo de esperar que mi hermana terminara el año escolar.
Y fue así, que una semana después de estos hechos, nosotros anochesimos pero no amanecimos. Nos fuimos para San Vicente del Caguán, donde termine mis estudios, me hice y forme como líder.
Debido a mi experiencia personal, al ejemplo de servicio y solidaridad que me inculcaron en mi familia, desde los 15 años estoy trabajando por la paz en Colombia. Ese es mi mayor sueño, y la fuerza que me levanta cada día a seguir trabajando por este país.
Hoy 9 de abril día de las Víctimas, solo me queda decirles que seguiré insistiendo en la construcción de la paz, la democracia y la justicia social, hasta mi último día, hasta mi ultimo aliento.
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