Ayer hablé de Guillermo Brown y su gloriosa hazaña de 1814 que posibilitó la gesta libertadora.
En este hilo voy a hablar de la que quizás fue la batalla naval más heroica e impresionante de la historia argentina, cuyo protagonista fue también nuestro irlandés criollo.

En 1825 el Imperio esclavista del Brasil, que por entonces ocupaba la Banda Oriental, le declaró la guerra a las Provincias Unidas del Río de la Plata por su apoyo a los Treinta y Tres Orientales en su intentó de rebelión contra la ocupación imperial para volver a formar parte de

las Provincias Unidas, hecho que se concretó en el Congreso de Florida.
El 10/12/1825 el Imperio del Brasil declaró formalmente la guerra y el 21/12 una poderosa escuadra imperial bloqueó el puerto de Buenos Aires.
Nuevamente aparece en escena Guillermo Brown quien el 9/02/1826

logró con la escuadra nacional averiar seriamente a la fragata "Itaparica", buque insignia de la escuadra imperial, que sufrió graves daños.y la pérdida de muchos de sus tripulantes.
El imperio lanzó un feroz ataque contra Buenos Aires enviando al grueso de su imbatible flota.

Los brasileños contaban con 31 barcos de guerra mientras que Brown solo disponía de 4 barcos y 7 cañoneras.
Lejos de acobardarse Don Guillermo le exclamó a sus hombres: "Ven esa montaña flotante? no dudo que con valor imitarán al glorioso 25/05/1810, echaremos a pique a nuestros

barcos antes de rendirlos. Camaradas, tengan confianza en la victoria, viva la Patria!. Fuego rasante que el pueblo nos contempla!".
El 11/06/1826 comenzó el histórico Combate de los Pozos. Se le dió ese nombre porque se libró en una zona de mayor profundidad del río frente

a la cuidad de Buenos Aires.
Mientras Brown y sus valientes le hacían frente a la "montaña flotante imperial" varias naves criollas acudían a toda vela para ayudar a la escuadra nacional como la goleta "Río de la Plata" y el bergantín "General Balcarce".
Para facilitar la

maniobra de estas dos naves, el "ajedrecista del mar" atacó con los pequeños cañones de sus cañoneras al buque más poderoso de la flota imperial, la fragata "Nitcheroy" que jamás espero que semejante decisión fuera tomada por el almirante criollo.
Una jugada osada y brillante.

El combate fue sangriento, épico, legendario y hasta dantesco para los ojos de la muchedumbre que presenciaba la contienda agolpada en la costa del río. El fuego, el humo y el tronar de los cañones hacían del lugar algo muy parecido al infierno mismo.
Con el correr de las horas

los cañones se silenciaron y el humo se fue disipando. Para estupor de los que presenciaron el combate la "montaña flotante imperial" se retiraba derrotada a toda vela. Una de las jornadas más gloriosas de nuestra historia protagonizada por Brown y sus valientes llegaba a su fin.

Nuestra historia tuvo hechos gloriosamente poéticos desde 1806 hasta 1852. Nuestros héroes tuvieron que cruzar y hundir montañas, encadenar un río, hacer huir como ratas a los más feroces mercenarios y hasta hacer arrodillar al imperialismo inglés y francés juntos.
Un orgullo

Todo cambió a partir del 3/02/1852 en donde la gloria y la poesía cedieron ante la traición, la infamia y el entreguismo de los que escribieron la historia oficial.

Pero esa, por más mentirosa que sea, es otra historia.