3. Lo que sucede (y es muy grave) es que el presidente Bolsonaro ha perdido toda su autoridad por su comportamiento criminal frente a la pandemia del coronavirus, que expliqué días atrás en esta larga nota: https://bit.ly/2UmK12j , y que desde entonces no para de agravarse.
4. Al menos 25 de los 27 gobernadores (sean de derecha o izquierda, inclusive los que eran oficialistas) están desconociendo la autoridad de Bolsonaro. Muchos han dicho que no acatarán sus decretos y decisiones, por una razón obvia: Bolsonaro está boicoteando la cuarentena.
5. Los gobernadores hacen un esfuerzo conjunto, de forma coordinada, dejando de lado las distinciones políticas, para enfrentar la pandemia y salvar vidas, y Bolsonaro trabaja cada día para boicotearlos y ayudar al virus a expandirse. Es el comportamiento de un psicópata.
6. El ministro de Salud, Henrique Mandetta, lo que hace es decirle todo que sí a Bolsonaro y después hacer lo contrario. Hay una ruptura evidente entre ellos y Bolsonaro solo no lo echó aún por miedo al costo político que eso tendría. En la práctica, el ministro es autónomo.
7. Mandetta no es ningún santo, es un lobbista de las prepagas y un político corrupto, pero es médico y no quiere ser responsable por miles de muertes. Por eso, está haciendo lo correcto. Hoy, Datafolha publica que el ministro tiene un apoyo del 76% y Bolsonaro apenas del 33%.
8. Tanto los gobernadores como los presidentes del Senado y Diputados y los jueces de la Corte están hablando con el ministro de Salud e ignorando las locuras del presidente, que está cada día más aislado. Inclusive los gobernadores de derecha y ultraderecha dicen que está loco.
9. El Congreso está aprobando leyes, como la renta emergencial de 600 reales (1200 por grupo familiar) por consenso entre los bloques de izquierda y derecha. Bolsonaro no forma parte de esos consensos y no dialoga con los diputados y senadores, ni siquiera los propios.
10. La justicia, tanto jueces federales como ministros de la Corte a través de medidas cautelares, están suspendiendo decretos de necesidad y urgencia (MP) de Bolsonaro que van contra las recomendaciones de la OMS y del Ministerio de Salud y ponen en riesgo la vida de la gente.
11. Hay un consenso bastante grande entre todos los adultos racionales de la política brasileña (es decir, todos menos los hijos de Bolsonaro, los evengélicos fanáticos y el olavismo) de que Bolsonaro debería renunciar. Pero por ahora no hay consenso para un impeachment.
12. Si bien el impeachment es defendido por parte de la izquierda (y hacen bien en pedirlo), es difícil que se lleve a la práctica, por muchas razones: Bolsonaro aún tienen 30% de apoyo, podría movilizar a esa gente aumentando el riesgo de contagio y un impeachment lleva meses.
13. Varios líderes de la oposición, como Haddad, Ciro, Manuela, Boulos y otros, pidieron públicamente la renuncia de Bolsonaro. Pero eso no tiene un efecto real, aunque sea importante y esté muy bien. Bolsonaro no parece dispuesto a renunciar.
14. Hay otra vía, que algunos abogados están estudiando, que es pedir el enjuiciamiento del presidente ante la Corte por crímenes comunes, pero eso requiere el aval de la PGR y el permiso del Congreso. No es nada fácil.
15. El problema, hoy, es que si bien los gobernadores, el ministro de Salud, el Congreso, la mayoría de los alcaldes, la prensa en su totalidad y las instituciones de la sociedad civil defienden la cuarentena, Bolsonaro la boicotea. Y está llevando a sus seguidores a Waco.
16. Ante esta situación de irracionalidad, crímenes contra la salud pública y total aislamiento político, lo que está sucediendo en los hechos es una situación de creciente desobediencia civil. Los gobernadores, el ministro, el Congreso, la Corte, ignoran o enfrentan al loco.
17. Hay un cierto consenso en reducir daños reuniendo a los adultos para tomar decisiones y poniéndole frenos al presidente por todas las vías institucionales, para enfrentar la pandemia. Pero es difícil de sostener porque el tipo juega al caos y pone vidas en peligro.
18. Esa es, en resumen, la situación actual. ¿Puede haber un golpe de Estado? Sí, no puedo descartar que ocurra. ¿Eso sería bueno? No, nunca un golpe es bueno, aunque sea contra Bolsonaro. Nunca es bueno. ¿Lo hubo ya? No, y es irresponsable decirlo.
19. Yo creo que Bolsonaro tiene que dejar de ser presidente. Es urgente, porque hay miles de vidas en peligro. Pero la salida siempre tiene que ser por vías legales, constitucionales y democráticas. Nunca de otra forma.
20. Por último, recordemos que, si bien el vicepresidente Mourão no es loco y, si asumiera, haría lo mismo que todos los demás gobiernos contra el coronavirus, la vida no termina en la pandemia. Mourão es tan fascista como Bolsonaro, tiene el apoyo del ejército y es peligroso.
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