En contexto de crisis, en colegios secundarios como los de la UBA, las "clases virtuales" cumplen una función más pedagógica que academica. Ofrecen contención y sentido en una circunstancia de desorientación general.

La meta es que esos colegios puedan conectarse digitalmente con todos sus alumnes, que puedan comunicarse docentes con estudiantes, que pueda extenderse la experiencia escolar a través de las pantallas.

Más allá de acreditaciones de aprendizaje, lo relevante y verdaderamente educativo en este contexto inmediato será el uso de las pantallas para generar experiencias humanas de contención y orientación.

Los espacios digitales ofrecerán interlocución, contacto con compañeres, información validada institucionalmente. Ritmos diarios, sentidos próximos para mitigar el peso de futuros tan inciertos.

Este tipo de instituciones tienen que fomentar los lazos comunitarios digitales mientras dure el aislamiento, promover interacciones colaborativas entre actores de la comunidad educativa, ser catalizadoras de solidaridad.