El atolizado seguidor de López es algo así como un “Sectario”.

Vale madres si México se hunde como resultado de la dictadura bananera, no importan las mentiras, la corrupción, la compra de votos, la economía decreciente, la inseguridad, los enfermos sin atención….

1/7

Tienen obcecación por imponer su falsa transformación, no les importa el bienestar de nadie, ni siquiera el propio.

Vociferan que sólo ellos son pueblo bueno, cualquiera que piense diferente es un enemigo, hay que aniquilarlo, destruirlo, hacerlo pedazos.

2/7

Todo se vale, siempre y cuando logren su objetivo de imponer una visión enferma y sesgada de la realidad.

Creen en los “otros datos”, su fanatismo es tal que tienen que justificar de alguna manera la cantidad de malas decisiones de su líder y las injusticias cometidas.

3/7

No permiten ser cuestionados, porque carecen de argumentos sólidos para defender su postura.

Inventan falacias sobre cualquier tema, ya sea histórico, cultural, fiscal, de identidad, económico, de salud, el que se vaya presentando según la ocasión.

4/7

No tienen ningún escrúpulo para meter cizaña e ignorar el dolor que están generando en los más desfavorecidos.

El dirigente de la secta aprovecha su poder para destruir las instituciones de la democracia, llámense poder legislativo, judicial u organismo autónomos.

5/7

Solo le sirven aquellos organismos que estén al servicio de su ideología, aunque los convierta en mero adorno para su ego.

Lo que resulta muy peligroso, porque toda la fuerza del aparato del gobierno la utiliza solo para destruir en lugar de construir.

6/7

Son comparables con fundamentalistas religiosos, con una postura intransigente, irreflexiva e inflexible, incapaces de reconocer fallas en su ideología, fanáticos militantes comprometidos a toda prueba y extremistas porque las consecuencias de sus actos están resultando fatales.