Hace unos días publiqué este tuit, sobre una especie de representación de la figura de Moloch, deidad de la cultura cartaginesa, que habían colocado en la entrada del Coliseo romano.
Pues si me permitís, voy a intentar explicar en un hilo la razón de ese tuit.
La reacción que produjo fue principalmente de mofa e insultos, eso ya me lo esperaba. De hecho, lo que denunciaba en el tuit era precisamente la burla y el escarnio que suponía para muchos visitantes, sobre todo cristianos, el hecho de colocar ahí aquella figura bestial.
Muchos eruditos me dijeron que no era más que una figura que daba la bienvenida a una exposición sobre cultura cartaginesa que se hallaba en el nivel 2 del Coliseo, dando por hecho que era algo que yo ignoraba. Como si la noticia que aparecía en medios italianos no lo detallara.
Efectivamente, la exposición se halla en el nivel 2. Pero la figura se encuentra en la entrada del Coliseo. Es decir, todos los visitantes del Coliseo se topan con ella. Visiten o no visiten la exposición. Es esta.
Pero vamos al grano: ¿por qué esa figura puede resultar ofensiva para muchos visitantes? Veamos quién fue Moloch, y luego hablemos sobre la figura en cuestión, que para nada es una réplica de nada que tenga que ver con algún tipo de figura arqueológica.
Moloch es una deidad antigua de origen canaanita que aparece en varios pasajes de la Biblia, pero también en otros textos antiguos, a la que se le atribuye la abominación del sacrificio de bebés para la obtención de protección o de favores.
Es una deidad pagana, una representación idolátrica sobre la que Dios advierte en varios momentos al pueblo de Israel. Y no es una deidad menor. Estas advertencias aparecen varias veces en Levítico (cap. 18 y 20), en 1 Reyes (cap. 11 y 23), en Jeremías, en Amós, y en Hechos.
Cabe decir que estos cultos o abominaciones del Antiguo Testamento, se han atribuído siempre, por los exegetas pero sobre todo a partir de la hermenéutica cristiana, a representaciones maléficas (cuyos adoradores obviamente desconocían) de demonios o fuerzas demoníacas.
De hecho, Moloch, como también Asmodeo, Baal (algunos textos lo relacionan con Moloch), Belcebú, Satán, Azazel, Lilit son nombres que aparecen en diferentes tratados de demonología, exorcísticos o de exégesis bíblica, ya desde los primeros siglos del cristianismo.
Sin embargo, no solo los cristianos consideramos a esas deidades representaciones del Mal. Las otras dos religiones monoteístas de la Toráh o el Pentateuco, el islam y el judaísmo, tambien los consideran así.
Muchos comentarios al tuit se dedicaban a menospreciar o despreciar el hecho de utilizar fuentes bíblicas para sostener mi argumentación. Estos eruditos desconocen, probablemente, que a través de la Biblia es como conocemos una gran parte de la historia antigua.
La Biblia se divide en libros, y la arqueología bíblica analiza, a partir de los históricos (21), pero también de los de la Ley, los proféticos (mayores y menores) y los sapienciales, textos que nos ilustran sobre la historia del pueblo de Israel y su relación con otros pueblos.
No solo eso. Gran parte de la filosofía moderna, de la literatura o del arte, hunde sus conocimientos en la historia bíblica, para bien o para mal. Reírse o mofarse de la Biblia denota una profunda ignorancia de lo que son y representan sus 73 libros.
Ahora vamos con la figura de Moloch. La representación bestial que han colocado no es más que una réplica de la que se utilizó para grabar la película Cabiria (1914). Podrían haber puesto, qué sé yo, un navío de combate (el quinquerreme, copiado por los romanos, por ejemplo).
Como "anécdota", añado que Cabiria se basó en una novela de Gabriele d'Annunzio, masón de grado 33, involucrado en política a principios del siglo XX, y para muchos inspirador del fascismo y de Mussolini. No en vano la figura está llena de simbología masónica.
Pero el Moloch expuesto ni siquiera es una réplica arqueológica, podríamos decir que ni arquetípica, puesto que lleva a engaño: las representaciones históricas de Moloch difieren bastante de la utilizada en aquella inquietante película.
En esta secuencia, de ambiente sobrecogedor, recargado y turbador, aparece la figura de Moloch abriendo su abdomen, donde son arrojados y quemados bebés vivos, mientras el público solloza o grita, en un aquelarre de muerte, magia y superstición.
Y efectivamente es un agravio que esa figura dé la bienvenida a los visitantes del Coliseo, que fue nombrado lugar sagrado por el papa Benedicto XIV, por ser lugar donde martirizaron a miles de cristianos durante los años más sangrientos del Imperio.
(También hay quien niega esto, y esgrimen que los cristianos se sacrificaban en el circo de Nerón -donde se hacían carreras de cuádrigas-, o directamente niegan el martirio de cristianos en la arena romana, como algunos niegan también el holocausto judío.)
A nadie medianamente avispado se le escapa que colocar una figura demoníaca que representa el sacrificio de bebés en un lugar declarado sagrado por la Iglesia, institución que denuncia el aborto como el mayor genocidio de nuestro tiempo, no es baladí.
Como tampoco lo es que eso suceda en la diócesis de Roma, donde no se mueve una piedra sin la autorización "extraoficial" del Vaticano. Mi pregunta es: ¿ha autorizado la Santa Sede la colocación de esa estatua, o le han colado un gol?
Si le han colado un gol, echo un falta alguna nota, comentario, breve, qué sé yo, chascarrillo, en el que al menos se desautorice, queje, avise o reclame la inoportunidad de esa figura. Lleva ya casi un mes, y estará cuatro meses más. Tiempo tienen.
Pues hasta aquí. Son bienvenidos todos los comentarios que aporten, desde el respeto. Serán bloqueados automáticamente los insultos o burlas.

Gracias por leer.
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