1. Bajo el hastag #escultura_sin_cera os mostrare el proceso por el que actualmente realizamos una escultura mayor de mármol duro, recorriendo todas sus fases, desde su concepción hasta su acabado final.
Preparaos, amigos, a acompañarme en la compleja aventura interior del arte.
2. #escultura_sin_cera Todo comienza con una idea. El arte de la escultura nos trasmitió el humanismo al menos desde el siglo 8 A.C. y nos contó con ideas no escritas la base de nuestra cultura. La idea que yo quiero trasmitir es: DEJADLES LEER, HACED QUE LEAN, así serán libres.
3. #escultura_sin_cera Y esas ideas inicialmente las plasmamos en dibujos. Los escultores siempre estamos dibujando, Miquelangelo nos decía que debemos dibujar sin repetir el dibujo, a diario, pero para nosotros el dibujo no es arte final, sino una fase del proceso escultórico.
4. #escultura_sin_cera Los artistas debemos procesar nuestra obra, estudiarla, sentirla, pensarla... No trabajamos por impulsos sino por proyectos. Nos documentamos, nos preparamos, nos acojonamos con esta locura que supone sacar una figura de un bloque de 1000 kgs de mármol.
5. #escultura_sin_cera Comienzo con la sesiones de fotos a los modelos, ten en cuenta que ya no podemos tomar las poses del natural mientras esculpimos, tardamos demasiado. Para ello utilizo a mis sobrinos que, sin saberlo, quedarán inmortalizados en piedra.
6. #escultura_sin_cera Serán dos esfinges, modernas, pero esfinges, en cuanto a tipo de escultura, dos figuras tumbadas con las manos delante de la cabeza. Debo buscar las posturas más idónea en ellas y hacer centenares de fotos, no sé cuál me valdrá. Aún todo es solo una idea.
7. #escultura_sin_cera De las sesiones de fotos debemos hacer luego los dibujos básicos para la planificación del trabajo. En especial los que llamamos los 'Perfiles Máximos', son, a tamaño natural, las vistas de perfil con las dimensiones máximas en cualquiera de sus dos caras.
8. #escultura_sin_cera Esta, que comento aquí, es una de las ocho formas que tenemos hoy de esculpir, es la más antigua, y creemos que el primero que la hizo fue Anaxagoras, pero el gran maestro fue Fidias. Es la manera de hacer escultura que tenían los antiguos egipcios.
En este proceso de dibujo debemos tener muy en cuenta los apoyos de la figura y el vuelo que tendrá en las partes más sobresalientes.
El mármol es un material que admite mucho vuelo, (decimos que tiene mucha 'miga', como el mazapán) pero eso aumenta la fragilidad de la talla.
Ya sabemos las medidas del mármol que necesitaremos, así que vamos a buscarlo. Me dirijo a las canteras de Estremoz, a 50 Kms de Badajoz en dirección a Lisboa. De ellas se sacó la piedra para construir el Teatro Romano de Mérida, y estos miles de años de explotación hacen que...
sean tan profundas. En ocasiones alcanzan los 260 metros, pero en realidad a partir de 240 la extracción de la piedra se hace demasiado cara. Los escultores buscamos un mármol diferente del arquitectónico, el nuestro se llama estatuario y es muy uniforme y duro, sin vetas, ni ...
pelos, ni viejos, ni manchas. La piedra de los dioses es una roca metamórfica que se forma por las altas presiones y temperaturas a las que se somete el carbonato cálcico, su principal componente, aunque luego puede tener en su composición hasta 50 tipos diferentes de minerales
que consideramos impurezas. Al más blando (dureza inferior a 3 en la escala de Mohs) lo llamamos Alabastro, se talla hasta con navaja y no aguanta la exposición al exterior. El más duro, (dureza superior a 5 Mohs) es el llamado Cristal, porque alcanza cierto grado de traslucidez,
Los bloques, al extraerse de la cantera, tienen unas medidas aproximadas de 3x3x3 metros, es decir 27 m3. Su peso aproximado es de 7200 kgs. En esta imagen vemos cómo se sube un bloque desde la sima. Cuando los dioses nos regalan un gran bloque de Cristal, los canteros nos llaman
La elección del bloque es crucial, son muy caros y si se rompen durante la talla podemos arruinarnos (¡Y luego dicen que el arte es caro!) A todos los escultores de piedra nos ha pasado alguna vez, a mi dos. Necesitamos la ayuda de los jefes canteros. Aquí estoy con Joaquím P.
Pero luego debemos ser nosotros quién valoremos la consistencia interior del bloque, y eso lo hacemos golpeando y comprobando que suena uniformemente. A veces lo hacemos usando un fonendoscopio. Primero escuchamos el sonido durante diez eternos minutos, luego ya lo distinguimos
¡Por fin nos decidimos por los bloques, que se cuadran, se cortan y se limpian en cantera. Los pagamos y firmamos para que se sepa que son los nuestros. La competencia entre nosotros es fuerte, los escultores de arte funerario están a la que salta por cualquier buen bloque.
Y luego los llevamos a nuestro taller para comenzar allí a limar nuestro carácter. Ahora entenderás que la escultura MAYOR (que el tamaño natural) es un arte asociado a una industria, necesitamos grúas, camiones, naves, obreros, herramientas, nada que ver con una talla pequeña.
Bueno, el mundo de las canteras de mármol es una apasionante y bellísima aventura que deberías conocer. Estas canteras de Estremoz, Villaviçosa y Borba , a las que llamamos 'Las catedrales invertidas' son las más profundas, y el trabajo en la sima es extremadamente duro. A veces
si veo los autobuses chinos, me pregunto por qué los españoles desconocen estas joyas. Solo podemos bajar los trabajadores, pero aunque en la sima casi no se ve y hay 50 º cuando el sol bota en las paredes, me digo que merece la pena bajar al infierno para acercarme a la belleza.
Nuestra relación con los canteros es de mutuo respeto. Ellos nos adoran, todos paran y vienen a saludarme cuando bajo a la sima. Yo sé hacer algo con la piedra que ellos no pueden y por eso me llaman maestro. Para mi, esos trabajadores duros, estoicos y abnegados son casi dioses.
Ya están, pues, los bloques dispuestos para la talla en las burrillas metálicas, custodiados por mi fiel compañero, Ron, siempre sorprendido por el tamaño de las piedras con las que juega el amo, que en este caso rondan la tonelada.
Pero antes de afrontar el proceso escultórico sobre la piedra hemos debido acometer la fase de modelado, porque nosotros no dispondremos de modelos que posen ante nuestros ojos y nos sirvan de referencia. Para hacer nuestras piezas, primero montaremos un armazón de madera
sobre una base igual a la base del bloque. Serán los huesos (en realidad los llamamos en inglés, 'bones') y nos dan idea de las partes que apoyarán sobre la base del pedestal y las partes que están en voladizo y posiblemente necesiten apoyos, estribos o refuerzos.
Luego los bones los rodeamos con esparto y vamos envolviéndolos con precinto hasta que conseguimos un volumen mínimo, pero que nos ayudará mucho en el proceso de modelado, para sujetar el barro.
Ya ves que esto del arte tiene muy poco glamour, al menos en esta fase tan manual y entretenida, pero no te equivoques. Nosotros no somos artesanos, sino artistas, creadores. Al decir de Leonardo 'El arte che cosa mentale'.
No puede concebirse una talla en mármol si previamente no se ha modelado en barro, porque solo así nos acercarnos al estudio necesario de los volúmenes, de las proporciones y de las formas. El tiempo que perdamos durante el modelado lo ganaremos luego frente al bloque de piedra.
Algunos artistas solo abocetan los volúmenes en barro, otros los acaban con mucho detalle. Depende de nuestro tipo de arte. Esta fase es tan importante en la escultura como cualquier otra, y frente a los antiguos maestros, hoy los escultores hacemos TODAS las fases de la obra.
Es ahora cuando habitualmente surgen las figuras secundarias, a las que llamamos apoyos, (aunque también 'amorcillos') que ayudan a la estabilidad de las figuras principales, y contribuyen a aclarar o reforzar el significado general de la obra.
Durante el modelado al chico se le ha unido un gato que se frota contra sus piernas llamando su atención, pero la lectura le abstrae y le transporta lejos de la realidad.
A esto me refiero cuando digo que los apoyos nos ayudan a acentuar y enriquecer el significado de la obra,
no solo a soportar el peso de los voladizos. A la figura de la chica, que es un poco más pequeña, sin embargo le he añadido un perrito que se ha subido a sus piernas, con la misma intención del gato del chico, pero parece más resignado a no poder llamar la atención de la lectora.
Quiero resaltar que los escultores de piedra pensamos que hoy todo el que modela se autodenomina escultor, y parece estar bien visto entre los artistas este nombre, pero poco tiene que ver el modelado con la escultura, un proceso artístico mucho más complejo, reflexivo y profundo
A veces los apoyos tienen mucho peso visual y ocupan un importante papel en esta narración, por eso, aunque los cuidemos mucho, debemos considerar que el fin de la obra es trasmitir una idea, una sensación, por más que para ello usemos una historia.
Estos modelos a veces los hacemos en escayola mediante moldes. Los españoles tenemos una de las mejores colecciones de modelos de escayola en el Museo de Bellas Artes, se la compramos a la reina de Suecia. pero si son efímeros solo los estucamos por fuera para que no se agrieten.
Comienzo a dibujar los perfiles en los bloques de mármol. A estas alturas ya los he dibujado tanto que podría hacerlo en cualquier tamaño con bastante precisión. Recuerda, dibuja TODOS los días, nunca repitas el dibujo, NO COPIES, al artista solo se le pide una cosa: ORIGINALIDAD
Por primera vez aparece en el bloque una de las figuras. No deja de ser un momento mágico. La repetida idea de que la figura se encuentra en el interior y solo quitamos el material sobrante para descubrirla, se achaca, como todo en la escultura, a Miguel Ángel, pero más parece
una idea típica de Leonardo.
Bueno, a partir del perfil se planifica la primera parte del trabajo sobre la piedra: "El desbaste", que consiste en eliminar las parte gruesas del bloque que sobran, en el menor tiempo posible, sin dañar al bloque, y sin pasarse.
Hace tiempo que ya no tenemos esclavos en los talleres, y esa es una de las causas de que usemos herramientas eléctricas. En las zonas a eliminar realizamos cortes paralelos con la radial, en una labor delicada que llamamos el fileteado. Hay que evitar 'arrancar' pedazos grandes.
Por supuesto establecemos los límites a los que nos podemos acercar en el desbaste, con suficiente margen (habitualmente dos centímetros) y pensando que las partes a eliminar contengan la mayor cantidad de vetas, no sea, al final, más importante la mancha que el volumen.
El fileteado nos sirve para controlar la rotura de la piedra con golpes secos y perpendiculares a las lineas de corte. Nuestro miedo es que en esta fase demos golpes que por resonancia abran posibles pelos, viejos o coqueras dentro del bloque y termine por resquebrajarse.
El desbaste es muy duro. Las esquirlas del mármol salen disparadas, afiladas como cuchillas. Hay que protegerse mucho, y antes de comenzar a tallar debemos fortalecer muñecas, codos y hombros para evitar las temidas bursitis y tendinitis que podrían alejarnos de nuestro oficio.
Los escultores nos iniciamos de picapedreros en el oficio de canteros. Llegar a disponer de grandes bloques es cosa de muchos años, solo se les proveen a los maestros. Hay que armarse de paciencia, controlar tu carácter, limarte, aprender a llevar el ritmo de la roca. Ella manda.
Es extremadamente importante no pasarse, de otra forma todo se iría al traste. Hacer arte no es hacer el loco, ni los artistas somos bohemios que solo atendemos a nuestro impulso. Un proyecto como éste puede arruinarnos si sale mal, de ahí que tomemos tantas precauciones.
Desbastar esta porción del bloque nos ha ayudado a calcular el tiempo que podremos tardar en esta fase, casi un mes con cada bloque, a valorar las herramientas, a intimar con la piedra, a ver sus reacciones, su homogeneidad, su dureza, hasta llegar a entusiasmarnos con ella.
Comienzo a desbastar verticalmente la parte central del bloque. Puedes ver las lineas (pintadas con lápiz de cera rojo) que marcan el límite del desbaste. En la antigüedad esta no era tarea de un maestro, conservamos testimonios de quejas de los esclavos.
Pero aunque parezca que nada ha cambiado en tres mil años de escultura, la verdad es que nada tiene que ver nuestra forma de pensar con los maestros de hace solo cien años. Mira de cerca el cristal, es una piedra preciosa que cuando se pule brilla y se pone fría como el hielo.
Me encantan también las texturas sobre el mármol que van dejando nuestras herramientas. Este 'fillet brutto' es de las más rugosas, y se consigue con el uso de mazas de 3 kilos en los escafiladores, pero os iré mostrando otras que se producen en otras fases del trabajo.
Los escafiladores son estas herramientas, cinceles de punta cuadrada, que reparten la potencia del golpe en una arista, debilitando la estructura de la roca para romperla en una linea. Los mazos que usamos son de 1, 2 y 3 kilos. Para fortalecernos comenzamos usando los pequeños,
durante un mes, luego el de 2 Kgs, dos meses y luego el de 3 kgs. Pero luego, en el trabajo, se usan desde el más grande, para desbastar, hasta el más chico para retallados. Debemos prestar mucha atención y cuidado a nuestras herramientas, son la extensión de nuestra voluntad.
Los escafiladores tienen punta de Widia (pronunciado vidia), una aleación de acero y tungsteno que alcanza el 9,5 en la escala de Mohs -el euro o la navaja tienen 5), no la podemos afilar, solo sustituir. La vidia solo la fabrican los alemanes, es suyo el invento y la patente.
Sin embargo el resto de herramientas sí nos las fabricamos nosotros, tanto los cinceles como los punteros, las cuñas, hachas, mazos y mazas. Debemos aprender a templar el acero desde nuestros primeros días de cantera, cuando nos enseñan a desbaratar y mover a mano rocas enormes.
En los descansos del trabajo aprovecho para hacer alguna pieza pequeña, como este bajorrelie de un Eolo.
No os quiero agotar con tanta información, así que dejaré descansar este hilo un par de días mientras comienzo a desbastar la parte central del bloque.
Continúo con la tarea de desbastar la parte central del bloque. Las mazas se me han roto, lo que suele ser frecuente porque, al dejar los mangos en agua, la madera se pudre, pero no sucede porque demos golpes demasiado duros. Nuestra pegada no puede desplazar 80 kgs un metro.
La diferencia entre mazas y mazos es que estos últimos son los grandes martillos que usamos con cuñas para cortar los bloques enormes. Son de tres tamaños 12, 15 y 20 kilos. El entrenamiento con ellos en la cantera dura también tres meses. También los usamos para abujardar.
Esta es otra de las preciosas texturas que conseguimos en nuestro trabajo sobre el mármol.
A esta la llamamos "el punteado", parece papel arrugado. Se consigue cuando aplanamos los volúmenes con los punteros para conseguir superficies un poco más planas y regulares.
Poco a poco voy eliminando horizontalmente el mármol de la parte central del primer bloque. Hay que tener mucha paciencia y cuidado, porque ahora es cuando solemos confiarnos en que conocemos ya bien la dureza de la roca y estamos tentados siempre de acelerar. Calma, paciencia.
Al terminar de eliminar el mármol sobrante de encima de los pies del chico, doy por terminado el desbaste vertical.
Ahora comenzará una nueva fase de trabajo sobre el bloque a la que llamamos el perfilado. En ella usaré otras herramientas.
Piensa que en este momento del proceso el perfil es igual en ambas caras del bloque (aunque ello nunca sucede en la realidad) y que deben corresponderse exactamente los dos perfiles. Nuestro objetivo es acercarnos ahora mucho más a ellos, por supuesto, sin pasarnos.
Es inevitable que tras mucho tiempo de golpear duro, los golpes sigan siendo fuertes. Para evitarlo usamos ahora los percutores neumáticos (de aire comprimido) a los que llamamos 'Bailarines' por su vibración. La verdad es que no nos gustan mucho por el ruido atroz que hacen.
Las gradinas tienen dientes de widia en sus puntas, mientras que los cinceles son lisos y planos, deben estar bien afilados para cortar el mármol
Las herramientas manuales se distinguen de las de aire en su embocadura: las de aire son más estrechas para encajar en los bailarines.
Perfilar es acercarse al dibujo del perfil a un centímetro de su borde. Al avanzar el trabajo debemos ralentizarlo. Esta fase es ya muy lenta y la hago con cinceles manuales, que producen "escamas" y con gradinas de aire, que producen "rayados". Os enseñaré ambas texturas:
Estas son las escamas que conseguimos usando los cinceles. Se producen porque vamos cortando los salientes de las superficies irregulares para acercarnos con precisión al volumen que deseamos, así que no suelen tener más de medio centímetro de grosor.
Y estos son los rayados, producidos por los dientes de las gradinas. En ocasiones a esta textura se le llama también "bruto" porque muchos escultores la dejaban visible al final de la obra para indicar zonas no trabajadas o sin pulir, como en "Los dos esclavos" de Miquelangelo.
Quizá el mayor glamour de la escultura mayor en piedra es nuestra falta de glamour. Esta es nuestra "paleta de pintor", nuestra mesa de herramientas, que habla por sí sola de lo rudo de nuestro trabajo y de cuánto debemos protegernos para hacerlo. ¿Alguien dijo que sería fácil?
Pero, a pesar de todo, no hay otro arte (si exceptuamos la música) tan sublime como el nuestro, ni otro material como el mármol, tan versátil y fascinante. Si los antiguos griegos usaron este material para hacer sus dioses es porque nunca una talla es tan bella de otra piedra.
Tras cada jornada hay que ducharse. Nosotros lo hacemos con aire, y con cuidado de no incrustarnos las esquirlas bajo la piel. El polvo nos cubre casi siempre como si hubiera nevado, tanto que la silicosis nos acecha como a los mineros, por más que luchamos contra ella.
Acabado el perfilado comenzamos la siguiente fase, la aproximación. En ella lo primero que hacemos son los registros, para comprobar que las caras horizontales no están combadas, y que cualquier punto de uno de los perfiles se corresponde exactamente con el mismo del otro perfil.
Para ello tiraremos de tecnología y usaremos una compleja herramienta: la barra de hierro, jeje. Una regla que nos permite allanar cualquier superficie curva horizontal. Con ella vamos haciendo registros cada pocos centímetros. En esta figura tardo más de media hora en cada uno.
Estos registros tienen como finalidad que no perdamos los puntos exteriores en el interior del bloque, porque en la siguiente fase desbastaremos horizontalmente y eliminaremos los dos perfiles dibujados en los laterales.
Y así conseguimos asegurarnos de que las curvas horizontales del bloque no están alabeadas ni torcidas, y que la punta del pié dibujada en el lateral izquierdo nos coincide con la del lateral derecho, pero también con todos los puntos de esa arista en el interior del bloque.
Siempre dibujamos con lápices de cera, porque muy frecuentemente barremos las esquirlas, o regamos el bloque para limpiarlo, y las líneas de este lápiz no desaparecen con ello. Existen otros lápices preciosos, de otros materiales, para la misma función y son más duros y finos.
El final de la aproximación consiste en rebajar las caras uno o dos centímetros, hasta ajustarlas exactamente al perfil dibujado tomando registros, mientras fileteamos y perfilamos.
Las jornadas de trabajo se hacen largas, tras más de cinco horas sobre la piedra corremos riesgos añadidos por el cansancio y debemos parar frecuentemente. Pero estos días soleados nos invitan a seguir. La figura del interior del bloque parece llamarme. Descansaré por hoy.
Ron quiere jugar.
Al tiempo del trabajo sobre la piedra debo hacer los dibujos de la vista superior al mismo tamaño que el del perfil.
Nos diferenciamos de los artesanos en que aquí se requiere una capacidad espacial enorme, no solo el manejo de las herramientas. (El 'cuosa mentale' de Leonardo).
Pero ya no vivimos en la antigüedad clásica. Nosotros usamos todo tipo de herramientas que nos puedan ayudar a conocer el volumen que trabajamos. Pero, insisto, el uso de las herramientas (la Tecnike griega), nada es sin la Musike -la visita de las Musas- o acto creativo.
Una vez que hemos acabado el perfilado horizontal, comienzo a trazar los dibujos necesarios para la siguiente fase. La figura no ofrece el mismo perfil desde los dos laterales, así que habrá que dibujarlos ambos. Por ejemplo, por un lado la cara, y por el otro el culo del gato.
También hay que planificar el desbastado vertical. Por ejemplo la cabeza quedará en el centro del bloque y sobran las partes que hay encima de los hombros.
Así que una vez trazada la vista superior, un conjunto de lineas surcan el bloque por todas sus caras. Estas líneas pueden ser meras indicaciones que nos ayudan a situar en el interior del bloque los volúmenes que realmente comenzaremos a tallar.
Por supuesto no me olvido del bloque de la niña y comienzo su desbaste. El proceso es el mismo que ya os he mostrado.
Esta obra consta de dos figuras independientes, pero conjuntas. Deben hacerse al mismo tiempo y no se entiende una sin otra.
Es raro en mi, pero la edad me ablanda, y he aceptado un alumno, que no ayudante. Mi método de formación es parecido al de los Médicis: El alumno se calla y observa, no puede intervenir en la obra, ni siquiera hablar sin permiso. De esta forma se potencia su deseo de esculpir.
Con el desbaste horizontal del segundo bloque comienza el perfilado de esta pieza pero parece que en ella aparecerán nuevas figuras, y esta es la mejor prueba de por qué no debemos perder el oficio, pues el proceso creativo se desarrolla durante todas las etapas del trabajo.
Acercándome al segundo perfilado, el trabajo sobre el mármol va bien y pronto podremos comenzar el tallado, que ya lo haremos en el interior. Así que paralelamente vamos acondicionando el estudio del escultor y las mesas de soporte de las esculturas.
Presto ahora especial atención a los estribos de esta pieza porque están variando. Nuevas figuras aparecen para distribuir mejor la mirada del espectador sobre la obra. Esta es la razón por la que el maestro debe estar en todas las fases de la escultura, en todas hay creación.
Una vez que he pasado la escultura de sus soportes a las nuevas mesas con ruedas, por fin se encuentra el bloque con su modelo en el interior del taller.
Es un momento íntimo que festejo con mucha emoción.
El taller es un cuchitril de mala muerte, deberé acondicionarlo para que sea un poco más agradable y también estucar el modelo, no sea que se resquebraje el barro que está sin cocer.
A la Niña de barro se le ha unido un nuevo "Estribo", una tortuga. Al principio, mira el dibujo, había un perrito que pasó atrás, pero al estar apoyada sobre un codo, la figura perdía su dirección paralela al bloque y parecía torcida. Este nuevo apoyo rectifica la composición.
Tras el estucado, los dos modelos de barro (ahora escayola) se asoman a sus bloques, en los que comienza la segunda fase del desbaste, el vertical.
Al quitar el mármol sobrante de los laterales perdemos los dibujos que tenemos en los perfiles, por eso es tan importante conservar las referencias exactas de las alturas horizontales en cada punto.
Pero los dibujos los iremos repitiendo en muchas ocasiones... ¡Siempre dibujando!
La técnica escultórica que estoy siguiendo en este proceso, que consiste en ir acotando la posición de los paralelepípedos (gizmos) que encierran los volúmenes, es la más antigua de las conocidas, pero no es la única. De ahí a la escultura libre se produjo una evolución mucho más
caótica que en la pintura, pues fuera de la escultura helenística, en la representación volumétrica no se siguió un camino marcado por movimientos estéticos, sino por otros factores. Durante esa evolución artística se inventaron otras cinco o seis formas de esculpir la piedra.
Al hablar de gizmos nos referimos a los 'contenedores volumétricos', que si son regulares pueden ser paralelepípedos (cajas de cerillas) o cilindros, como el que contendrá la cabeza del chico, que se muestra una vez que he desbastado la piedra sobrante sobre los hombros.
El chico reposa, mostrando su carácter de esfinge, entre lo que es y lo que será. Aun le falta una fase de desbaste en la que desaparecerán algunas partes de sus laterales, pero pronto comenzará a producirse la magia de la escultura.
La ventaja de que los bloques descansen sobre las mesas de ruedas es que puedo sacarlas al exterior para trabajar fuera los días de sol. Esto es una gozada que siempre pretendemos, muchas veces preferimos sufrir las inclemencias del tiempo antes que trabajar dentro del taller.
Avanza el desbaste vertical y con él desaparecen las partes laterales sobrantes. Comenzamos a intuir donde irán los brazos, la inclinación de las piernas, la posición del gatito...
Y... bueno, podremos hacer muchos cálculos sobre el bloque, pero al final siempre será decisiva la 'mano del artista', aunque ¿quién diría hoy que un artista tiene una mano como esta?
Cierro el acceso y tapo las formas. Las obras deben 'dormir', porque nos obsesionan y perdemos la objetividad y la perspectiva. Las figuras se meten en nuestra cabeza y no nos dejan dormir. Tenemos que ser capaces de parar, y pasar de una obra a otra, para mantenernos creativos.
Mi alumno Demetryos ya tiene permiso para pulir las caras del poliedro, en las que, una y otra vez, hay que pintar los perfiles de las formas que van perdiéndose en los desbastes. Esto le emociona, y mientras él aplaca su afán por intervenir en la obra, yo descanso, pero vigilo.
El desbaste vertical avanza más rápido y las partes laterales sobrantes del bloque van desapareciendo dando lugar a pre-formas. Ya ves que uso todo tipo de herramientas, manuales, eléctricas y neumáticas, pero sin duda mis preferidas son las manuales.
Con este desbaste ya se ve la esfinge, y los lugares donde irán las manos, brazos, hombros, y la base de la escultura, que irá encajada en un pedestal.
A medida que remato los desbastes y preparo el poliedro para comenzar la fase de la talla, se intuye la zona donde se cruzarán las piernas, y el grado de inclinación de la cabeza del niño (que no quiero que sea demasiado, sino que parezca que piensa mirando abstraído al frente.
Y dibujo, dibujo, dibujo, dibujo en el suelo durante los descansos, en la pizarra, en la mesa de dibujo, con tizas, con cera, lápiz o carbón, dibujo ideas, formas, movimientos, detalles... siempre sin repetirme, sin intención de que sean bellos, sino prácticos. No es posible que
... un escultor sea un mal dibujante. La práctica hace al maestro. Cuando llegamos al bloque, y dibujamos cada una de las vistas ortogonales del objeto que vamos a esculpir, ya lo conocemos íntimamente y sabemos todas sus peculiaridades.
Solo así estaremos seguros de que, cuando la forma comience a salir de la roca, lo hará en su lugar correcto, y con la posición adecuada.
Sí, es mucho trabajo, pero son los estudios que debemos hacer para poder realizar luego la escultura libre.
Habitualmente marco las lineas de las formas con color rojo, y con color azul los límites de las piezas que deben desbastarse, esto en cada una de las tres vistas.
Esta es la parte trasera del bloque de la niña, cuyo desbaste se parece ya bastante ya al del otro bloque.
Esta, sin embargo, es la parte trasera del bloque del chico, que aunque no lo parezca en esta imagen, es mucho más complejo de resolver porque el chico tiene las piernas cruzadas y el gato pasa por debajo de ambas, sujetándolas.
El volumen del perro que se sienta sobre las piernas de la chica ya está situado correctamente. Todo listo pues para realizar la aproximación final al perfil definitivo antes de comenzar a tallar.
La parte trasera del bloque de la chica necesita también se rebajada debajo de los pies, pero como están en voladizo habrá que tener un especial cuidado para no tallar si apoyo.
Surge el brazo de la niña, y el volumen del que saldrá la tortuga. Puedes ver el afán de mantener siempre cerca los modelos, las imágenes fotográficas y los dibujos. También puedes ver colgados los compases y falsas escuadras con que trasladamos las medidas y ángulos al bloque.
Nos preparamos para afilar y templar nuestros cinceles para la fase de la talla. Será en ella cuando comiencen a verse nuestras figuras en mármol y necesitamos que nuestras herramientas estén en óptimas condiciones.
Pienso en los meses que he tardado hasta llegar aquí.
Volvemos a la carga para comenzar la fase de talla en la figura del chico. Ya nuestras manos se resienten del duro trabajo del desbaste sobre dos bloques de mil kilos cada uno, los guantes más parecen el pellejo de un pelotari que el utensilio de un artista.
Solo el redondeo de los gizmos me ilusiona mucho. Quiero creer que el chico 'comienza a dar la cara', pero aún es pronto. A esta primera parte de la talla la llamamos 'Il Grosso' porque deja a nuestras figuras aún muy bastas.
La diferencia entre las escultura y el modelado es que, mientras que en el modelado para sacar la nariz bastaría con añadir un poco de material y modelarlo, en la escultura debemos retraer toda la cara para obtener el volumen adecuado.
Después de la talla (ya digo que esta no es definitiva), viene la fase de retallado, en la que se sacan los detalles y se hace un acabado fino.
Una nueva aproximación a la cara del niño nos la deja preparada casi para el retallado, la fase en la que se definen todos los detalles. aunque siempre puede haber algunos retoques con cincel, pero lo habitual es no querer dar más golpes en las partes que consideramos delicadas.
Las sesiones de trabajo son muy interesantes durante la fase de la talla. El tiempo desaparece y las formas me atrapan. No hay nada mejor para un artista que trabajar el mármol, el material con el que se hicieron los dioses. Cuando se conoce ya no se quiere trabajar otra cosa.
La fase de la talla es en la que las formas comienzan a aparecer. Los volúmenes cuadrados se redondean y la figura parece querer salir del bloque. ¡Es una gozada emocionante!
Han pasado meses de duro esfuerzo desde los primeros bocetos, pero ahora comenzamos a dominar a la roca.
Continúo avanzado la talla del chico. Puede parecer que se ciñe mucho al volumen definitivo, pero no es así, aún tengo un margen de un centímetro aproximadamente (il grossso), para rebajar en todos sus lados antes de ponerme a sacar los detalles.
Sigo por la talla de la parte trasera de la figura del chico. Es muy complicada y será un centro de atención preferente para el espectador, debo ir con cuidado. Al estar los pies en voladizo debo tallar de arriba a abajo para no quitar el apoyo de los pies antes de esculpirlos.
A medida que la talla avanza, no solo va saliendo la figura del bloque, sino que poco a poco voy aproximándome a los volúmenes fijando los detalles que puedan variar entre la escultura final y el modelo de barro.
Llamo a los dioses y a las musas a que me protejan y acompañen.
La parte más compleja es la trasera del niño, sus pies suspendidos encima del gato. Para acometer las partes complicadas, hacemos bajorrelieves de cada una de las vistas ortogonales, hasta que el propio proceso de tallado nos va dejando claro cuáles son los volúmenes definitivos.
Esta es la explicación gráfica de por qué un escultor debe hacer bajorelieves y altorelieves (en realidad a todos les llamamos bajorelieves), antes de acometer la escultura libre, ya que, como se ve, es también un proceso de la escultura, igual que el dibujo o el modelado.
Adoro las duras jornadas de trabajo solitario, de comunicarme con la obra, de sentir cada una de las fases del proceso creativo, que en esta imagen se ven conjuntamente, desde la concepción inicial del dibujo, la sesión de fotos, el modelado, la talla de grosso...
Y ahora es ya el gato el que comienza a definirse, al tiempo que se comienzan a intuir los voladizos de los pies. Recordemos que en esta fase de la talla no se trata de hacer los volúmenes perfectos, sino de situarlos correctamente en el conjunto de la obra.
Insisto en la parte trasera de la figura del chico. El gato va sacando su volumen mientras noto que el trabajo se ralentiza, a mayor detalle, más despacio se trabaja.
Echo de menos la figura de un gato real, que me permitiera forzar ciertos escorzos, tan propios de ellos.
Durante la última sesión de trabajo ya he abierto dos 'caladuras' en el bloque. Ya tenía ganas de que el bloque dejara de ser mazacote y comenzara a tener orificios. Esto es señal de que pronto comenzará a tener aspecto liviano y mucho más delicada de lo que ahora la vemos.
La modernidad de estas esculturas no radica en su técnica, clásica y conocida, sino en la idea que trasmiten: la importancia de la lectura, lo que las aleja de la tradición escultórica, siempre de la mano de los poderosos y de los religiosos. Escultura popular y laica.
Una vez resueltos los volúmenes de las diferentes partes de la figura, comienzo a rebajar il grosso, sobre todo en los laterales de la figura, y por ello comienza a dejar traslucir su vocación de liviandad.
Lógicamente los avances sobre la pieza se aprecian cada vez con mayor dificultad, pero ya podemos ver que el planteamiento del gato bajo las piernas cruzadas está resuelto, y ese era uno de los obstáculos más complejos del trabajo.
Vuelvo hacia atrás, comparo, mido, compruebo, me aseguro, avanzo, descanso, vuelvo a comprobar, vuelvo a asegurarme. Cada detalle importa, cada golpe sobre la piedra, cada nueva arista, todo debe estar conjuntado y avanzar al mismo tiempo.
Comienzo a oradar el pecho del chico, también profundizo las axilas. A medida que los huecos son más profundo tenemos mucha mayor dificultad para acceder a ellos con los cinceles, y este es un asunto que requiere una planificación previa.
Por ejemplo, en ocasiones usamos trépanos como éste de punta de diamante, para hacer las ahuecaduras, que son los orificios que luego vamos abriendo para rematar los interiores de los voladizos.
Así he procedido entre las patas del gato, que en realidad conforma un arco que distribuye las fuerzas del peso del mármol de los pies del chico, que descansan sobre él. De ahí que los llamemos 'apoyos o estribos'.
A pesar de todo la figura tiene aún un aspecto poco ligero que irá perdiendo a medida que avance mi trabajo, pero ahora lo importante era situar la pieza del gato de manera que hiciera de contrafuerte sobre el bloque.
Porque en esta fase no debo pensar en cómo quedará la figura al final, solamente debo centrarme en colocar los volúmenes en su lugar correcto. Luego, durante la fase de retallado ya concretaré definitivamente las formas.
Durante los últimos días he estado avanzando en la fase de la talla de la figura del chico, que como puede observarse, pronto acabará al estrechar aún más su torso. El gato comienza a tener presencia.
Comienza a estilizarse, aunque aún es demasiado fuerte.
Pero ahora la figura de la chica me llama. Ninguna de las partes de la obra puede rezagarse, comenzaré, pues, a trabajarla.
En los próximos pasos la veremos a ella surgir del bloque.
Duerme oculta la figura del niño porque ya he acabado su fase de talla y no debo verla durante algún tiempo. Ya dije que las obras deben dormir para que sus imágenes salgan de nuestras mentes y poder apreciarlas con neutralidad, sin obsesiones. La retomaré para su retallado.
Comienzo ahora la talla de la niña y la primera que pugna por salir es la tortuga, la última en llegar. La niña es más pequeña que el niño, y también un poco más difícil. Pero son tantas las ganas que tengo de encontrarla que estoy seguro de que saldrá del bloque sin problemas.
Me hace gracia ver como sale la tortuga del bloque, de manera anfibia, como si el nivel del mármol fuera bajando, igual que si se tratara de salir del agua.
Tras redondear un poco algunas aristas, los paralelepípedos dan paso a una esfinge que poco a poco irá tomando la apariencia de figura humana.
La Esfinge era en la mitología griega un ser maligno, de destrucción y mala suerte, cuyo nombre proviene de "Estrangular". Pero estas mías no lo son, antes al contrario, espero que traigan suerte y motiven hacia la sensación de íntima vivencia que se tiene con la lectura.
Me encanta esta fase en la que la figura comienza a aparecer en el bloque, como una forma fantasmal, indefinida, que aún no hace sino asomarse. Es un momento de complicidad con la obra que raramente se siente en otras ocasiones.
En las primeras aproximaciones al volumen final me desespero. Es demasiado lento el proceso, ya que solo se muestra tras la 3ª o 4ª aproximación, y solo resulta creíble tras la 6ª ó 7ª. ¿Imaginas otro arte en el que se deba corregir toda laobra 6 ó 7 veces entre cada fase?
¿Cómo es posible que estés tan fea y tan bruta?
Toda obra de arte tiene un periodo de desarrollo en el que se muestra horrible, en el caso de la escultura se muestra, pesada, fea y basta. La belleza solo aparece en las fases finales, cuando se muestren las calidades.
Ya llegará.
Comienzo ahora a enfrentar la talla de la parte trasera de la chica.
Afortunadamente estos días aún puedo trabajar en el exterior. Esculpir bajo el sol, al aire libre, te hace sentirte un afortunado, no es algo muy frecuente. Y en muchos de esos días se produce la visita de las Musas, aunque cuando estás trabajando no te das cuenta de nada de eso.
Es al terminar la jornada, cuando sacas los ojos de la piedra, cuando puedes valorar, "vaya, parece que hoy he estado mas inspirado que otros días, y el trabajo ha salido mejor". A eso es a lo que llamamos la Visita de las Musas. Ya ves que tiene más literatura que valor real.
Siguen siendo jornadas de un trabajo muy duro físicamente, y complejo en el arte, pero apasionantes. Disfruto cada día al aproximarme al volumen final, y ahora que conozco profundamente a esta piedra siento cierta reverencia hacia ella, como si fuera un ser vivo al que sacrifico.
El trabajo sobre la parte trasera de la figura de la chica va más deprisa de lo que esperaba. Pero no soy yo quien marca los tiempos, ( yo solo me limito a trabajar las horas que me permiten mis condiciones físicas), sino la piedra la que me permite avanzar en la talla, o no.
En esta fase del trabajo el resultado resulta burdo, la figura comienza a verse, pero aún poco refinada. La obra de arte tiene una fase en su desarrollo en la que no ves resultados, y eso puede decepcionarte. Y solo es uno de los obstáculos mentales que el artista debe afrontar.
La figura del pequeño perrito aún no ha salido, "está en bloque", (así lo decimos en el taller), pero en realidad poco más está trabajada la figura desde la cintura hacia atrás.
Por eso es tan 'milagrosa' esta fase de la talla, porque es en ella cuando la figura se materializa.
Hay determinados elementos de la figura especialmente importantes, porque marcan las proporciones. En ello destacaban las piernas de la niña, y aunque ahora parezca que tienen una botas gruesas, ya se refinarán, lo fundamental es que ocupan su lugar y están bien proporcionadas.
Las sesiones de trabajo en el taller son heladoras, hace demasiado frío. A veces me encuentro esculpiendo sin tener tacto en las manos ateridas. Yo me consuelo pensando que a nadie le importa lo que sufra el artista, lo único que realmente cuenta es el resultado final de la obra.
Corren las mangueras de aire por el suelo del taller como si fueran serpientes. A mi no me gustan mucho, porque trabajo con más equilibrio cuando uso la maza y el cincel, pero me fuerzo a usarlas pensando que a los maestros clásicos les habría encantado tener este avance.
Como una esfinge sentado sobre otra esfinge, comienza a surgir el pequeño perro con mucha dificultad y parsimonia, porque estos días la temperatura en el taller es demasiado baja y en ocasiones me quedo sin tacto en las manos.
Pero algo extraño está sucediendo con la figura del perrito, en realidad no está tomando la postura que debiera, según el boceto original. Me tiene muy preocupado. Hay partes del proceso creativo que el autor no controla, elementos que surgen solos y se comportan autónomamente.
Ahora esa figura se me parece mas a un gato que a un perro, pero yo no quiero que sea otro gato, porque ya la figura del chico tiene uno. Quiero que sea un perro pequeñito, así que deberé centrar mi atención en el y guiar las formas hasta forzarlas.
Son muy contadas las personas a las que permito el acceso al taller, pero se ha corrido la voz del trabajo en las esculturas, y muchos artistas me piden venir. Yo no les dejo. Esto no es un estudio preparado para relaciones sociales, como los de los pintores. Es un sucio taller.
"Paro, que debo parar" como dirían mis queridos gallegos. Y es entonces cuando la intimidad con la obra se hace más patente y más intensa, cuando uno y otra nos quejamos mostrando nuestras dificultades. A veces rabio y lloro. Ella también. Eso es 'el diálogo con la obra'.
Acaba la fase más dura del trabajo. Nuestras manos y nuestros músculos lo agradecerán, pero 'l'uomo non è mai soddisfatto di ciò' y pronto echaremos de menos estas fases rudas, pero creativamente bestiales, en los que uno se enfrenta a la roca a corazón abierto.
No dejaremos el cincel, pero ahora introducimos nuevas herramientas que sustituyen los golpes por las fresas giratorias. Todas estas herramientas para el mármol son de punta de diamante, muy muy caras, y claro, excelentes.
Las rectificadoras son las máquinas que hacen girar estas brocas. Las hay eléctricas (normalmente para las brocas finas que se usan para sacar detalles) y neumáticas, para las brocas de palo grueso, para trabajos más romos.
Comienzo a perfilar la cara del chico. Ya trabajo sobre diferentes partes de ambas figuras indistintamente y de manera aleatoria, porque he llevado ambas esculturas al mismo tiempo. No podría trabajar en detalles muy finos en una figura y desbastar rudamente al tiempo la otra.
Es muy importante que el chico tenga un bello rostro y una expresión bien definida, porque es uno de los puntos de máxima atención. El público se fijará primero en las caras y, si les gustan, considerarán las esculturas de buena calidad, al menos inicialmente.
Me propongo que los rostros de los niños tengan personalidad propia, que no parezcan maniquíes, y para llegar a eso aún me quedan muchas sesiones de trabajo sobre ellas. Muchos grandes artistas fracasaban estrepitosamente en sus trabajos con niños, son especialmente difíciles.
Miguel Ángel trabajaba por las noches, para que nadie le molestara, y se iluminaba con unas de velas sobre su sombrero. También yo, a veces, cuando me desvelo, trabajo de noche, y un viejo foco de cine me ilumina, aunque no me evita pasar el frío glacial que hace en el taller.
También van surgiendo ya otros detalles, como las sandalias de la chica, que aún está incipiente, pero ya comienza a dejarse ver. Cada nuevo detalle que saco me da fuerzas para continuar, es precioso hacerlo.
La piedra se queja de las enormes heridas que le dejo con el cincel.
Las marcas del cincel, parecen herir la piedra, como si para obtener algo bello fuera necesario pasar por un proceso doloroso. Pero en fases sucesivas las lijaré y desaparecerán. Ningún sufrimiento será visible, nada, que no sea placidez y suavidad, se mostrará en las piezas.
"Cómo podéis llamar 'artistas' a los escultores, si más parecen constructores con sus casas llenas de polvo, suciedad y piedra" (Leonardo Da Vinci)
Hoy nos hace gracias este enfrentamiento entre gremios artísticos, lo único importante es no dejar, ni un solo día, de hacer arte:
"Nessun danno grande come il tempo perso".
No hay daño tan grande como el del tiempo perdido.
El primer gran artista que hizo una fiesta para la presentación en sociedad de una de sus obras de arte fue Leonardo, y Miguel Angel le emuló unos años después, a partir de entonces se convirtió en costumbre. Yo tengo mucha ilusión por invitar a algunos ciegos, a que las toquen.
Siempre que puedo salgo al sol. No solo deben pillarnos las musas siempre trabajando, como decía Picasso, además debemos crear las condiciones idóneas para que nos visiten mientras lo hacemos. Así, el chico se va formando y el gato estilizándose, al tiempo que la niña y el perro.
En esta fase del trabajo, (finalizando la talla y comenzando el retallado), la piedra ya no parece dura y al quitarle el polvo se ve que pronto podría comenzar a brillar como el cristal, pero no tengo ninguna prisa por acelerar estos momentos mágicos.
A medida que se avanza en la elaboración de la talla, (en estos procesos tan largos), y comienza a vislumbrarse el final, también comienzas a sentir con mayor insistencia que la obra se desprende del autor y empieza a tener identidad propia.
Pronto comenzarán los días más largos y luminosos en los que olvidaré el frío del taller, y en los que las esculturas olvidarán el proceso que hasta ahora han llevado de cálculo de volúmenes y de proporciones para hacerse más orgánicas, más livianas, más expresivas y vivas.
El arte es cosa de la intuición, no del intelecto, del "furor divinis" y por eso queda lejos de nuestro control. Sin embargo a esta altura del trabajo el escultor nota un hermanamiento con la piedra casi absoluto, de manera que es muy poco lo que la roca le impide expresar.
Me voy acercando lentamente al volumen final y la figura comienza a mostrar sus rasgos, aunque, como decía Bernini, en ocasiones es necesario variar los volúmenes para que parezcan más fieles al modelo.
El mayor logro que puede alcanzar un maestro escultor de piedra dura es llegar a hacer un gigante, una obra de una sola pieza que supere los 5 metros de altura. Esta costumbre la comenzó Fidias, quien hizo en Olimpia el Zeus sentado y los dos colosos del interior del Partenon,
Miguel Angel tuvo su David, que pasa por ser el más grande, 5,17 metros, pero no lo es, tampoco el más bello ni el de mejor ejecución. El más grande es el Neptuno de la Fontana de Trevi, del maestro Bracci.
Es muy difícil que se den las condiciones para un gigante, sobre todo 2:
Que los hados tengan a bien darnos en la cantera un bloque apto para la escultura de esas dimensiones, y que los hombres acepten que trabajes en él. Pero muchos escultores, hasta Buonarotti en Carrara, han soñado con esculpir montañas enteras, al modo del Monte Rushmore, donde
Gutzom Borglum y su hijo Lincoln esculpieron las caras gigantes de cuatro presidentes americanos, cada una de 18 metros, y con ello cerraron esta manía de la antigüedad, aunque hoy encontramos tallas muchísimo mayores en China y Rusia. Parece que jamás dejaremos de intentarlo.
Todo este proceso de arte es un permanente diálogo entre la piedra y el autor. Durante el trabajo creativo la obra es solo un esbozo, una idea sin concretar. Pero cuando se acaba, el autor deja de tener importancia,
Ni las dificultades, ni el dinero, ni los riesgos o el tiempo invertido, ni siquiera la aventura que ha sido el proceso importa: La obra es todo lo que quedará y deberá transmitir sola, sin necesidad de explicaciones, el mensaje que el autor quiso contar a través de ella.
Seguiré
Vuelvo con mi "historia interminable", que ya os hacéis una idea de la paciencia que tenemos que tener en este oficio. Pero más tardaron las piedras en formarse, y más durarán que yo en esta tierra, razón por la cual las hago, por la soberbia intención de trascender.
Comenzaré ahora la fase del retallado, que no es la fase final, pero casi. Aunque los cambios vosotros los apreciaréis peor. Pero también cuando se ven completos un conjunto de detalles, parece que la escultura se ha finalizado. Aunque en fases posteriores veréis que no es así.
Nos centraremos solo en la figura del niño, y comenzaré a trabajar por su parte posterior, al tiempo que comenzaré a estudiar la caída y textura de los pliegues de la ropa.
El chico lleva un pantalón de lona, con bolsillos laterales, que aún no han salido de la piedra, pero la caída de la tela debo estudiarla mojando ese tipo de tela con escayola. El trabajo con escayolas es fundamental en la escultura, casi tanto como en la arquitectura.
Perfilo el gato. Quiero conseguir que su postura fuera muy parecida a lo que suelen hacer cuando se ponen melosos y pretenden llamar nuestra atención. Pero el gato es siempre un animal que da una sensación de liviandad difícil de tallar en mármol, en especial si solo lo imaginas.
También estoy con los pies del chico. Los pies de los niños, como su cara, tienen menos rasgos, son un poco más redondeados que los de un adulto. Pero ante todo deben demostrar una postura normal, relajada, y debo tallarlos al revés, pues miran hacia abajo. Eso no es fácil.
Todo este nudo de las piernas cruzadas apoyándose sobre el gato, tiene la intención de fortalecer la estructura de la escultura, pues por lo finas que son las patas del gato, que al final es donde descargan todos los pesos de los voladizos traseros, necesitamos un apoyo.
Uno de los pies se apoya en la nuca del gato, el otro en su cola. Esto hace que el voladizo total no supere los diez centímetros, aunque su apariencia global es de estar mucho más en el aire.
Es precioso ir avanzando y al tiempo comenzar a dar algunos detalles por terminados.
La piedra pone sus condiciones para dejarse trabajar. Ella establece el ritmo de trabajo que puedo llevar, y rompe mis herramientas de continuo, las desgasta, las quema, la inutiliza. Mis manos y brazos son extensiones de las propias herramientas y pueden también verse afectados.
No invito a nadie ya porque hay personas que opinan si saber. Los artistas somos muy intransigentes en este punto, y si aceptamos las críticas (solo las positivas, por supuesto) de los estudiosos es porque no nos queda más remedio que coexistir con los críticos, por las ventas.
A medida que concreto las formas finales de la figura, el niño comienza a adquirir su propia personalidad. Ya no es un trozo de piedra, ni siquiera es solo una figura, va perdiendo estas consideraciones para llegar a ser una escultura cargada de contenido que trasmite una idea.
Pronto el mármol podrá comenzar a brillar y esa será una más de las divinas calidades que nos muestra esta piedra a lo largo de todo el proceso. Poco a poco comienzo a ver algunas texturas brillantes y con ellas la posibilidad de que el fin de esta aventura de arte esté próximo.
Aunque la figura se apoya en una base estrecha de mármol, luego irá sobre unos pedestales y hay que imaginarla así. En las esfinges los pedestales son muy importantes, porque sitúan la obra a la altura que le corresponde para que puedan ser vistas con facilidad por un espectador.
Desde el comienzo hay esculturas que se prevén difíciles, y otras no tanto, pero en realidad nunca sabes dónde estará el mayor obstáculo. Este arte es una aventura muy inesperada en la que los autores intentamos prever qué sucederá y nos sorprendemos de continuo por calcular mal.
Pasan los días de trabajo duro y solitario y, una hora tras otra, voy metiéndome en la personalidad de la figura que tallo, y le voy dando vida. Quizá le voy dejando un poco de la mía. A veces me gusta lo que veo, a veces no. Sé que no hay nada aún definitivo. En mí tampoco.
Pienso en pasar a la clandestinidad cuando acabe estas esculturas. El anonimato es lo mejor que ha sucedido de la mano de Banksy, en el arte del final del siglo XX. Ojalá fuera posible en la escultura, pero entre nosotros se tiende a lo contrario, a ensalzar viejunamente al autor
Voy detallando los pies desnudos del chico, y ni siquiera con el cincel consigo distraerle, jaja. No, en serio, parece que el dialogo con la obra se ha detenido, y que soy simplemente un siervo de ella limpiando las zonas que aún no son como debieran. La escultura no quiere oírme
También el libro está ya abierto, aunque a juzgar por su lápiz aún le falta contenido. Aún debo trabajar en esa mano, que ahora parece de una marioneta de cartón. También en la piedra hablamos de encarnaduras, como las que se consiguen con las veladuras en la pintura al óleo.
Y también comienzan a surgir otros detalles, bolsillos, botones, rebordes. Pero nada es definitivo, aunque en realidad estos procesos de trabajo tan largos nos hacen dudar de si alguna vez algo de esto llegará a serlo. ¿Cómo?¿Dónde acabarán estas piedras?¿Qué futuro les espera?
También los pliegues de la ropa comienzan a llamarme, a captar mi atención. Hay que trabajarlos mucho para que la caída del mármol sea blanda, pero luego hay que llegar a conseguir la textura de la ropa en la piedra fría.
Y hablo ahora por primera vez del frío en la piedra, pero este concepto se repetirá mucho en las etapas siguientes de pulido y bruñido, cuando desaparezcan esta marcas del cincel en el mármol, a las que llamamos las heridas.
Pero no puedo adelantar nada. Es la piedra la que me marca el ritmo, y sé que cuando piensas que una fase está ya casi vencida, es que te estás acercando a la mitad como mucho. ¿Es este un camino hacia la perfección mediante la mortificación?, No, nada más lejos de la realidad.
En la escultura del chico, tal como las ves, estoy acabando la fase del retallado, aunque faltan muchos detalles, algunos perceptibles en estas fotos, y otros que pasarán desapercibidos, luego vendrán el pulido y el bruñido final. Después haré los pedestales.
Los pies vuelan lejos del suelo. Son un elemento que otorga al personaje mucha personalidad, El hecho de que estén desnudos nos hace pensar que el chico está descansando, pero al estar cruzados, su postura es de equilibrio inestable.
La lectura nos lleva a otros mundos, a otras realidades de las que ni nuestras mascotas pueden apartarnos fácilmente. La lectura es una puerta hacia otras vidas y la manera más inmediata de adquirir conocimiento. Este es el único y gran mensaje de estas esfinges.
Las esculturas, como cualquier obra de arte, deben dormir, reposar lejos de las cabezas del autor, y así llevan varios meses. Pronto las trasladaré de su lugar secreto de descanso y me las llevaré a otro sitio donde las acabaré.
Empiezo ya a pensar en la intendencia del traslado.
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